Se dice que para no volver a cometer los errores del pasado, es importante recordarlos.
No son los duros aprietos económicos ni los desaciertos de sus gestores políticos las únicas amenazas que enfrenta la llamada revolución ciudadana. El Régimen tiene un tercer problema fundamental en su lucha por no debilitarse: hay una crisis simbólica cuyos efectos comienzan a ser evidentes.
El partido Avanza tiene enfrente dos caminos que determinarán su futuro dentro de la política ecuatoriana. Por una parte, fortalecer la unidad con el movimiento Alianza País (AP) y, por otra, consolidar su propio proyecto político.