El negocio se concreta en un local pequeño del norte de Quito. “¿Quiere sin factura? Si es así, la botella de whisky le sale a USD 35. Si lleva la caja es más barato, pero se la entregamos en otro lugar”, comenta un comerciante. La transacción es como cualquier otra, salvo que tiene las características propias del contrabando: precio barato y sin documentos.