Tantas preguntas…

Este 5 de octubre es el Día Mundial de los Docentes. En el orbe están en marcha muchas reformas educativas. La mayoría de ellas relievan el rol de los profesores en los cambios. Plantean muchos "qué" con los que estamos de acuerdo, pero tienen muchos "cómo", ambiguos, mal concebidos, apresurados o que por la deficiente comunicación de los reformadores, los maestros y la población los ignora y no los apoya, debilitándose las transformaciones.

Quedan sobre la mesa incertidumbres, preguntas no resueltas: ¿Cómo hacer de la profesión docente más atractiva para que accedan a ella los jóvenes más sensibles, talentosos y capaces? ¿Cómo recuperar la vocación como aspecto central para el ejercicio docente? ¿Cómo establecer mecanismos de reclutamiento a los nuevos docentes en los que no intervengan mecanismos competitivos por las notas y que relieven las aptitudes para la enseñanza y el aprendizaje, la inquietud por la investigación, el liderazgo, el sentido crítico, la sensibilidad social, la tolerancia y el amor a la niñez y a la juventud? ¿Cómo recuperar la mística y calidad en la formación inicial que la tuvieron los viejos Normales? ¿Cómo repotenciar a las Facultades de Ciencias de la Educación de las Universidades mientras nace la Universidad Nacional de la Educación? ¿Cómo motivar en el territorio círculos de aprendizaje, intercambio de experiencias e impulso a las innovaciones entre los profesores? ¿Cómo dejar de lado las erráticas, superficiales y costosas capacitaciones que contribuyen tan poco a la actualización? ¿Cómo propiciar la formación permanente y flexible inscrita en la dinámica y necesidades de la escuela y en los resultados de las evaluaciones? ¿Cómo aprovechar inteligentemente la inmensa información y recursos didácticos que se encuentran en Internet? ¿Cómo hacer uso de la formación en línea? ¿Cómo motivar a los profesores a integrarse a redes electrónicas nacionales o internacionales de reflexión sobre temas pedagógicos o científicos? ¿Cómo contribuir para que los maestros recuperen la admiración, respeto y confianza de la sociedad? ¿Cómo superar el prejuicio social alimentado permanentemente por altas autoridades de que los profesores y sus gremios son únicos responsables de la crisis educativa? ¿Cómo comprender que en el deterioro de la educación pública intervinieron múltiples factores, y que uno de ellos fue el abuso del paro docente? ¿Cómo restituir un diálogo respetuoso entre Ministerio y gremio docente? ¿Cómo pagar mejor a las maestras y maestros? ¿Cómo desarrollar mecanismos de evaluación que no generen miedo y propicien necesidad de superación, confianza y autoestima? Tantas preguntas y otras más. Imposible que las respuestas salgan sólo del Ministerio. Deben salir también de los propios profesores, de las universidades y de los estudiantes.

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