Este jueves 3 de diciembre del 2020 agentes metropolitanos ensayaron en La Ronda para el concurso de piropos con motivo de Fiestas de Quito
Diana Gardeneira se alzó el año pasado con el principal premio de pintura de su ciudad, el Salón de Julio de Guayaquil. Lleva cuatro años trabajando proyectos artísticos en torno al acoso callejero.
Cada año, las Fiestas de Quito traen a la memoria el recuerdo de prácticas y tradiciones de la capital. Una de estas es el piropo, que caracteriza al quiteño que, galante y respetuoso, busca llamar la atención de una dama con románticas frases.
Era el típico guambra de barrio -vivo, vivo- que salía con la jorja a caminar por las calles de La Tola y a galantear, con respeto, a las chicas que paseaban del brazo de sus padres, luego del almuerzo. Allá por los años 45, don Efraín Cepeda, hoy de pelo blanco bien peinado y memoria privilegiada, se ganó el nombre de El piropero de Quito.
Con presentaciones artísticas, poesía, arte y leyendas quiteñas en el Salón de la Ciudad se realizó la mañana de este martes 28 de noviembre del 2017, el Festival del Piropo.
Jóvenes de nueve instituciones educativas participarán el martes 28 de noviembre del 2017, en el Festival del piropo, uno de los eventos para homenajear a la capital en sus fiestas de fundación.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile recomendó el martes 30 de mayo de 2017 a los hinchas que viajen a Rusia a alentar a la selección austral en la Copa Confederaciones, no piropear a las mujeres, ya que en ese país dicha acción esta considerada como incorrecta.
Todos los días Sara Vélez, una estudiante de Derecho de 26 años, camina de su casa a su universidad en Bogotá. En ese corto trayecto soporta piropos, comentarios obscenos y miradas que, lejos de halagarla, la ofenden, la denigran, la asustan. "No puedo caminar en paz sin que alguien me esté mirando o gritándome un montón de cosas", dice. "Me produce asco".
El alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, se disculpó hoy, 23 de abril, a pedido de una de sus hijas, por asegurar que a todas las mujeres les gusta escuchar un piropo, incluso "acompañado de una grosería", y sostener que "no les cree" a quienes se sienten ofendidas por este tipo de comentarios.