Desde el cerro Nitón, a 3 000 metros de altitud, se aprecia sin dificultad la ciudad de Pelileo y el volcán Tungurahua. Es sábado 22 de diciembre. El cielo está despejado y el viento corre a 15 kilómetros por hora. Este es uno de los cinco lugares con los que cuenta esta provincia para practicar el parapente. Es un deporte de aventura y adrenalina. Diez de los 21 pilotos parapentistas del Ambato Club se alistan para iniciar la final del Campeonato Provincial. Requieren de un viento moderado. Debe alcanzar los 25 kilómetros por hora para comenzar el planeo. Durante la espera, los pilotos ajustan el equipaje y desenredan las cuerdas. Xavier Moscoso, de 35 años, es el presidente del club y cuenta con seis años de experiencia. Sus pares lo consideran un referente deportivo en Tungurahua. Dice que el vuelo en parapente es una mezcla de libertad y adrenalina. “Desde el despegue, el viaje depende de la cantidad de aire”. De pronto, una ráfaga de viento golpea la cara de Moscoso y los otros co