Un vertedero se esconde en el fondo del océano

Se intuía, pero ya está confirmado: el fondo del mar es un auténtico vertedero que acumula toneladas de botellas, bolsas de plástico, redes de pesca y toda clase de desechos de origen humano. Así lo indica una investigación realizada por un equipo de 10 biólogos internacionales de la Universidad de las Azores, en Portugal.

Aunque el informe publicado este mes no especifica la cantidad en toneladas, Joan Company, uno de los exploradores, dijo que se halló desde lavabos de cerámica enteros hasta la caja de la balsa salvavidas de un F-15 (un avión militar).

Para hacer el muestreo, el equipo lanzó una fina red de malla y de cada captura clasificaron, por un lado la biomasa, y por otro, la basura, separándola por tipos: plástico (40%), aparejos de pesca (34%) metal, cristal, madera, papel, vasijas, ropa y otros materiales que aún no se especifica el porcentaje.

En el 2012, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) calculó que cada año 6,4 millones de toneladas de residuos acaban en el mar. Entre el 60 y el 80% son plásticos, con picos de hasta el 95% en algunas zonas. El mayor porcentaje de ellos son bolsas, pero los envases de bebidas, las latas o los filtros de cigarrillos son casi la mitad del total.

Pero ¿cuáles son los impactos que produce la basura en el fondo marino?. El biólogo ecuatoriano Miguel Taco explica que el estrangulamiento por anillos de plástico es uno de los efectos más conocidos. Se han documentado estrangulamientos en 136 especies marinas, incluyendo 6 tipos tortugas, 51 de aves marinas y 32 de mamíferos marinos, esto en las costas del Pacífico.

Con esto concuerda Company; para él, la basura es un grave problema en el ecosistema marino, ya que algunos animales la confunden con comida y la ingieren. Los especímenes mueren ahogados por los microplásticos o por la desnutrición provocada por la obstrucción de sus estómagos.

Además, los corales y los peces quedan atrapados en los aparejos de pesca y en las redes abandonadas, un fenómeno denominado “pesca fantasma”.

Para realizar el estudio, los científicos tomaron muestras en el Atlántico, el Ártico y el Mediterráneo en profundidades que van desde los 35 a los 4 500 metros. La investigación indica que gran parte de la basura llega al mar a través de los ríos, y después de pasar por la plataforma continental, desciende por el talud continental y se acumula en las zonas donde la pendiente es menor”.

Eva Ramírez, del Instituto de Ciencias del Mar europeo explica que un “descubrimiento interesante son los depósitos de escoria en el fondo marino”, el residuo del carbón quemado por los barcos de vapor a partir del siglo XVIII.

“Sabíamos que hay residuos de escoria en el mar, pero ahora hemos visto que hay una gran acumulación bajo las rutas modernas de navegación, lo que indica que los principales corredores marítimos no han cambiado en dos siglos”.

Otra de las revelaciones de la investigación es que se trazó el camino que pueden tomar los plásticos, desde su origen en tierra firme o en la costa, transportados a través de las plataformas continentales hasta aguas profundas.

Los cañones submarinos forman la principal conexión entre las aguas de la costa y el mar profundo. Estos se localizan junto a las principales ciudades costeras, como el de Lisboa (Portugal) que pueden canalizar los desperdicios directamente a aguas profundas de 4 500 metros.

En contexto
Mientras que un 70% de la basura arrojada en el mar acaba el fondo marino, el otro 15% se mantiene en la columna de agua y el resto termina en las playas. Por lo tanto, la parte que finalmente acaba en las playas es mínima del total de la basura marina.

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