Sus ojos creían haberlo visto todo: la desesperanza, la miseria, el abuso, la decadencia, incluso la muerte de seres queridos por falta de medicinas y atención médica, por hambre o tristeza, o quizás por una de aquellas balas que se dirigían de forma artera contra las multitudes con la certeza cruel de que alguna siempre daría en el blanco.
Un Dios inconforme con su obra decide enmendar sus errores y comenzar de nuevo. En términos prácticos, eso significa el advenimiento de una tragedia apocalíptica y la extinción de la vida en la Tierra.