Un sonido profundo de violín se dejó escuchar a través de la ventana de un salón, en el Conservatorio Municipal de Esmeraldas. Era el preludio de una alegre melodía. Se escuchaba en las calles Malecón y Juan Montalvo, donde está ubicado este centro de formación musical. En el salón, sobre un atril, Karen Palomino, de 10 años, interpretaba con precisión una obra de Sebastian Bach: Musset. Sonaba perfecta ante el oído aficionado. Pero la niña insiste con un dejo de seriedad que falta mucho para perfeccionarla. Palomino es uno de los 120 niños que acuden durante la semana a las clases de música en el Conservatorio. La institución lleva una década formando a los nuevos artistas. Palomino asegura que por la mañana asiste a clases, en el colegio y por la tarde, desde las 15:00, aprende a tocar el violín. Empezó a entonar el instrumento hace 18 meses y es uno de los talentos que despunta en el Conservatorio. La niña dice que quiere seguir los pasos de su padre, Armando Palomino. Él es vocalis