En Tungurahua, Cotopaxi y Chimborazo hay 220 hectáreas sembradas. La poca demanda, el precio bajo y los nueve meses que tarda su cosecha hacen que sea solo para consumo de las comunidades.
La sustancia gomosa del melloco es apetecible para unos y es rechazado por otros. En las comunidades indígenas y campesinas es apreciado por su alto contenido de proteínas, carbohidratos, vitaminas y sus beneficios para la salud.