La noche de este miércoles 23 de octubre del 2019 se inaugura, en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Quito, la muestra ‘Frágil Genealogía II’, de la artista guayaquileña María José Argenzio.
La muestra recorre tres grandes ejes, que aluden todos a estructuras de poder colonial aún instaladas en sociedades como la ecuatoriana. María José Argenzio se apropia de la heráldica gentilicia española (con las banderas, patrones y diseños de los escudos de armas de linajes o personas), para ironizar sobre pretensiones sociales “de sangre azul” y reivindicar más bien unas raíces indígenas.
Los escudos de armas de los linajes familiares ecuatorianos deberían tener lanzas o una choza indígena en vez de las espadas y las armaduras medievales europeas. María José Argenzio se mofa de las aspiraciones de cierta clase local por el reconocimiento del apellido como un título casi nobiliario.
El sábado 11 de junio de 2016, en el Museo Amparo, de Puebla, en México se inauguró Aglomeraciones, la instalación de la artista ecuatoriana María José Argenzio.
Hace quince minutos que María José Argenzio ha acabado su batido de melón sin leche. La artista es intolerante a la lactosa. Le pregunto por qué, cada tanto, altera su acento y usa extranjerismos como el peruano “guachafo” o las gribralteñas “comerte el coco” y “chunga”.
Dan ganas de meterle diente a la obra. La artista María José Argenzio fabricó nueve columnas corintias, muy usadas en las edificaciones europeas. Pero para fabricarlas, en vez de cemento, empleó fondant: la pasta blanca con la que se recubre algunas tortas.
Al parecer, cuando María José Argenzio escuchó la leyenda del rey Midas, ella quiso ser exactamente igual a él. Pero en sus fallidos al tocar algo y que eso se convirtiese en oro, ella intentó otra cosa: cubrirlo todo con pan de oro.