Las fórmulas nunca le resultaron complejas a Lorena Jaramillo. Las dominaba, al igual que las matemáticas. Por eso, cuando tuvo que decidir entre estudiar Economía o Ingeniería Química, no supo cuál de las dos carreras elegir. Finalmente, escogió la segunda porque era un campo más amplio. Y allí conoció a la jícama.
Como una cajita con un tesoro dentro, los toctes guardan a la nuez de los Andes. Hace algunos años, niños y adultos invertían horas abriendo toctes con piedras y martillos. Ahora, el árbol en el que nacen estos frutos ha desaparecido de los paisajes urbanos, pues la madera del nogal es una de las más apetecidas para la ebanistería.