Veo incoherencia en el presidente Correa, cuando por un lado habla de democracia, y por otro arremete en duros términos contra quien que se atreve a opinar distinto. Se repite la historia del coronel Carrión, o lo vivido por María Paula Romo, César Rodríguez y la propia hermana, que terminaron por alejarse de Alianza País.
Con absoluta razón los bolivianos y latinoamericanos condenaron el trato humillante dispensado al presidente Evo Morales a su paso por Europa. Lo que no sabíamos es que el humillado había hecho lo mismo antes con los brasileños que aprovecharon la ocasión para quejarse del trato que le dieron a su Ministro de Defensa y excanciller a su paso por el territorio boliviano. Al principio lo negaron calificando la información de ofensiva y mentirosa. Luego lo admitieron y pidieron disculpas. Más o menos como los españoles con ellos. Esta práctica contraria al derecho internacional parece una materia que requiere ser refrescada por todos, incluidos los que condenan estas prácticas.