Los 22 estudiantes del Colegio Montúfar, que fueron suspendidos tras las manifestaciones de febrero pasado, aún esperan las decisiones administrativas que les permitan volver a clases.
Cada sábado llegan con azadones y palas. De 07:00 a 11:00 limpian la maleza de un terreno que está junto a la quebrada del río Machángara en La Recoleta, un barrio del centro de Quito.
A las 15:30 de este jueves 10 de marzo del 2015 llegó a las instalaciones del Colegio Montúfar la concejala Carla Cevallos. Al arribar al plantel estudiantil, la edil habló con los medios de comunicación y dijo que su presencia en la institución es como veedora en las audiencias que se realiza dentro del plantel, para analizar el reingreso de estudiantes que fueron sancionados por las manifestaciones ocurridas en febrero pasado.
La historia empezó el pasado 16 de febrero. En las inmediaciones del colegio Montúfar de Quito, sobre la avenida Napo, se realizaban protestas por la restructuración interna que se daba en el colegio. Luego de manifestaciones violentas se retuvo a 22 menores de edad y a un adolescente más: un chico de 17 años del colegio UNE.
El proceso de investigación de los 23 estudiantes suspendidos del Colegio Montúfar -que no pueden ingresar a las aulas- podría durar entre 30 y 45 días, según autoridades del Ministerio de Educación.
La figura de estudio en casa, o a distancia, no consta en las opciones de sanciones académicas que determina el reglamento de la Ley Orgánica de Educación Intercultural.