Endeudamiento

La inundación de crédito ha dinamizado el consumo y ha movido la economía en general y en especial el comercio y la prestación de servicios. Los créditos de consumo de la banca privada que ascienden a 5 300 millones de dólares anuales, más los 800 millones del Biess, más los créditos directos de las casas comerciales para vender carros, TV, computadoras, celulares, viajes de turismo, más los créditos que ofrecen a través de las tarjetas de crédito y las cooperativas de ahorro y consumo, constituyen una masa monetaria que circula rápidamente en el torrente del consumo.

Esto no estaría mal si la sostenibilidad de la economía se sustentara en la producción de bienes y servicios con valor agregado nacional y en actividades permanentes y no temporales, porque la gente quiere vivir bien, porque tiene derecho a mejorar su confort, su calidad de vida, tener aparatos electrónicos, viajar, tener carro, toda vez que las familias han sido mercadizadas a través de la propaganda en la TV, tentación a la que se puede ceder porque hay facilidad de endeudamiento.

En los estratos que ganan por debajo de 1 000 dólares por hogar hay casos que sacrifican la alimentación diaria porque tienen que pagar las deudas o no atienden bien a la educación y el cuidado de salud. Aquellas familias que perciben hasta 2 000 dólares también sacrifican consumos esenciales por pagar la cuota del carro. Esto debe corregirse con educación y persuasión. Ahora, con la facilidad de crédito del Biess para vivienda la gente compra una segunda casa, una en la playa o en los valles u oficinas para arrendar o usar, porque los recursos no van prioritariamente a los afiliados que precisan de una primera vivienda, aquellos que viven en las zonas rurales, en las periurbanas de las ciudades, en los cantones alejados, en los pantanos de Guayaquil, debido a que el Biess está haciendo politiquería sin responsabilidad social

Quienes prestan el dinero tienen la obligación de medir bien el riesgo del crédito, no olvidar lo que pasó en el feriado bancario y mirar lo que ocurre en los bancos europeos y norteamericanos que son mucho más fuertes que los nuestros. Las políticas públicas deben atender y prevenir esta situación como lo han hecho con la limitación a las condiciones de las hipotecas y carros para la clase media, que va a restringir el crédito porque cuidarán mejor sus préstamos.

La solución estructural es que la economía crezca sin cesar, pero a base de mayor productividad y de nuevos productos manufacturados con valor agregado nacional.

Para eso deben invertir los empresarios que han acumulado abundantes recursos en estos cinco años, a fin de dar trabajo remunerativo a los que menos tienen, creando nuevas fábricas de productos modernos y menos vitrinas para vender en exceso productos importados a precios abusivos.

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