Los gobiernos de México, de Estados Unidos y la Unión Europea criticaron ayer la ejecución del preso mexicano Édgar Tamayo en el estadoestadounidensede Texas (sur), mientras crece la preocupación por el destino de otros mexicanos condenados a muerte sin el debido proceso. El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, condenó ayer 23 de enero la ejecución de su compatriota, concretada en la noche del miércoles en una prisión de Texas. Afirmó que “representa un mal precedente en la aplicación de la justicia”. “La Cancillería ha fijado una posición muy clara de respaldo diplomático, de lamentar que no se haya respetado el debido proceso y del cual hubo un fallo de la Corte Internacional”, afirmó en un mensaje emitido durante el Foro Económico de Davos, en los Alpes suizos.