Este Gobierno luego de seis años no puede culpar a los demás, como acostumbra, de lo que ocurre en los hospitales públicos. El desabastecimiento de medicamentos e insumos es real y trasciende fronteras ideológicas o de género. El Instituto Nacional de Compras Públicas (Incop) no recibe suficientes ofertas y sin ellas, la compra corporativa es un albur. Se suponía que Cuba era la respuesta, Irán y China la solución. Gracias a Dios hasta hoy no vemos sus medicamentos. Todo es una farsa. El resultado, los hospitales no tienen los medicamentos e insumos que necesitan. Como el fundamentalismo es la norma revolucionaria, no hay un plan B y el déficit ahora es corporativo. Ahora les falta de todo a todos. ¡Qué ingeniosos!