El fútbol está en crisis

El Campeonato Nacional, lamentablemente, empieza con malos augurios por dos hechos que deberían invitar a una profunda reflexión en la dirigencia y en la afición.

El primero es el divorcio entre los clubes grandes y la Ecuafútbol, por el tema de los derechos de televisión de la temporada 2013. El presidente de la entidad, Luis Chiriboga, realizó una maniobra bien calculada en lo táctico (se impuso en la votación) y quizás en lo financiero, pero no en el costo político. Lo que menos necesita el fútbol ecuatoriano es un líder que pierda la legitimidad ante los clubes. Esto debe acabar ya.

El segundo asunto es más difícil de atender: la violencia está incontrolable. El horror vivido en los alrededores del Atahualpa y luego en los graderíos, en un amistoso entre Liga y D. Quito, es un nuevo aviso de la descomposición que agobia a nuestro balompié, cada vez menos romántico y más peligroso. Qué pena.

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