¿Otra Consulta Popular?

No conviene. Ese gran patriota que es Julio César Trujillo está cumpliendo el categórico mandato que le dio el pueblo ecuatoriano en la Consulta pero le faltara tiempo. La mayoría está conforme sobre todo con su intención de servir sin esperar lisonjas ni réditos políticos.

Él, mejor que nadie, sabía en lo que se metía y para recordarle están los inconformes y los envidiosos que vieron con angustia que se alejaba ‘su ley’ y llegaba la verdadera. Aquellos que desacreditaron al Consejo de la Judicatura y maniobraron para restarle prestigio y evitar la purga obligatoria, no pueden desvirtuar los sobreprecios de los complejos judiciales denunciados por Merlo.

La ciudadanía sabe la efectividad de Trujillo y no necesita confirmaciones de lo actuado mediante otra Consulta, cuando lo sensato y definitivo sería una Asamblea Constituyente que redacte con patriotas ecuatorianos una verdadera Constitución para el pueblo. El tiempo es el peor enemigo de Trujillo y debe aprovecharlo en resolver problemas que lucen imposibles.

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