La subteniente Mishell Moreno marca una clave de cuatro dígitos para abrir la cerradura electrónica e ingresar a la habitación donde descansan 50 conscriptas, que hace una semana llegaron a la Brigada de Artillería Portete, en Cuenca.
Los jóvenes que van al servicio militar voluntario, al graduarse, salen como conscriptos o soldados de reserva y si desean pueden seguir especializándose en las escuelas militares para oficiales o tropa.
Entraron al complejo militar cabizbajos, nerviosos y a paso lento. Desde las 08:00, cientos de jóvenes se presentaron en la Escuela de Servicio de la Fuerza Terrestre, en el sector de El Pintado (sur de Quito), para acuartelarse. Unos llegaron solos, únicamente con la cédula y el cajón de madera cargado de ropa y algunos recuerdos. Otros muchachos, en cambio, estaban acompañados de sus madres, padres, hermanos, novias…
Los cambios en la conscripción comienzan a ejecutarse. Este sábado 21 de junio será el acuartelamiento, pero desde ahora la preparación ya no será de un año sino de seis meses.