Cléver Jiménez

El poder ha encontrado otro blanco de ensañamiento y el mareo de su éxito hoy le hace perder nuevamente proporciones. Todo exceso cobra facturas y la historia, tarde o temprano, llegará para cobrárnoslas. Cléver Jiménez será para Rafael Correa el retrato de su contrario; el adversario que no pudo vencer, el argumento que no pudo desvirtuar, la denuncia que no pudo desmentir. No hay peor error para poder arbitrario que escoger mal a sus víctimas. Le ocurrió ya con el coronel César Carrión. La integridad y la valentía de él y de su familia dejaron desnudas las miserias del poder. Durante su juicio, con parquedad y firmeza los Carrión deshojaron las mentiras oficiales; las arrinconaron al ridículo y a la vergüenza. Por eso hoy hablan de un nuevo proceso judicial en su contra. Por eso hoy no cesan en su obsesión de llevarlo a la cárcel. Su libertad, integridad y decencia son cicatrices en la mirada del monstruo. Es muy sencillo: si Carrión probó su inocencia en un juicio sujeto a todas las

Suplementos digitales