El potente sonido de las bocinas o los churos ya no es común en las comunidades indígenas de Chimborazo. Las sirenas, campanas o alarmas comunitarias reemplazaron a esos instrumentos que antaño se utilizaban para enviar alertas a los comuneros.
Con las primeras lluvias, que comenzaron a caer en octubre y noviembre, aparecieron, en las madrugadas, los catzos (escarabajos, en español) y los churos (caracoles).