Hoy, lunes, el torneo electoral estará entregando resultados más o menos cercanos a la realidad y solo resta esperar complementos menores de votaciones marginales.
El “entusiasmo” en el sector de candidatos ha sido tal que se presentaron 23 para las prefecturas y otros 23 para viceprefectos. Para alcaldes, compitieron 221 candidatos. Pero como ellos van con concejales (ahora clasificados en urbanos y rurales) 867 disputaron para el primer sector y 438 para el sector rural. Las juntas parroquiales, siendo las parroquias más numerosas, fueron disputadas por 4 079 candidatos de todas las tendencias, colores, ofertas y arbitrios para captar el voto de los ciudadanos.
Para quienes observan el desarrollo de estos eventos y con experiencias anteriores, es nota destacada lo que tienen que hacer las señoras y señores aspirantes, en muchos casos con actos curiosos, entre los que se aprecia el uso de oratoria fogosa, con el brazo derecho en ristre y el puño cerrado.
En la campaña electoral, los sectores oficiales -incluidas las municipalidades- impulsan obras a ritmo mucho mayor, tanto que cualquier ciudadano dice: ojalá siempre repitan periodos electorales. Los aspirantes, muchos de los cuales ni siquiera conocen a quiénes saludan efusivamente, los abrazan, les dicen frases bonitas, se multiplican. Y si, para la foto, hay que tomar en brazos a un niño, lo hacen. La norma general es una sonrisa perpetua.
Proliferan banderas y prendas de vestir que son motivo de obsequio, siempre con el nombre y los colores del candidato. Esta costumbre no es nueva. Hace tantos años, cuando intervenían en una elección los expresidentes Galo Plaza y José María Velasco Ibarra, había más generosidad en la entrega de propaganda. Siempre bajo la división entre candidatos “pobres y ricos”, muchos velasquistas se quejaban a coro: “No nos han dado chompas”. (Lo de las chompas no era cierto).
Los resultados, además de la alegría de unos y la tristeza de los perdedores, dan origen a cálculos aritméticos a veces crueles, como la de aquel candidato que obtuvo apenas tres votos; y, por ello, la señora esposa escoba en mano le perseguía para golpearlo, aduciendo que ha tenido “otra” mujer. (El tercer voto).
Ha sido notoria cierta indiferencia de la ciudadanía, a pesar del bombardeo de propagandas durante el torneo electoral, pese a que han intervenido personeros de movimientos con sus propios simpatizantes y se les han agregado “migrantes” de otras fuerzas políticas, antaño adversarias; y la intervención de las más altas autoridades del Estado, con el Presidente y el Vicepresidente a la cabeza, en un verdadero “combo cívico”.
En buena hora que la pasión política no haya salido de cauce para evitar manifestaciones de fuerzas adversarias, de las que resultan por lo menos heridos, si no también muertos.