Desde el cóndor hasta el colibrí, son más de 500 especies de aves que se pueden observar en Quito y sus alrededores
La laguna de El Salado, en Montúfar, provincia del Carchi, es considerada un refugio de aves migratorias y por eso surgió la idea de implementar una ruta turística en esa zona.
Lograr captar una fotografía del único colibrí de los Andes que habita en el centro del país, hasta los 5 200 msnm, es un reto que requiere de mucha paciencia y también pulso.
Ubicado a 18 km de Quito, la parroquia de Nono se torna en un atractivo destino turístico con una a amplia oferta turística para este feriado. En la zona hay gastronomía típica, senderos ecológicos, deportes extremos y otros que atrapan la atención del viajero.
Los viajes cortos y el tiempo en familia son la mejor experiencia que le puede regalar a papá para celebrar su día. Según las sugerencias de los guías de turismo consultados, estas experiencias pueden garantizar un viaje memorable.
National Geographic Latinoamérica eligió a Mindo dentro de una selección de los mejores 10 destinos mundiales para disfrutar del avistamiento de aves.
El noroccidente de Pichincha, los valles, las áreas protegidas, Quito y sus alrededores son considerados sitios ideales para actividades como el montañismo y aviturismo.
Un mundo por descubrir. Esta es la mejor definición para referirse al Chocó Andino en latitud 0°, una zona ubicada a 45 minutos de Quito que es fuente de agua potable, producción agroecológica. Además, entre sus potencialidades está la generación eléctrica limpia.
El endemismo de la provincia de El Oro busca posicionarse dentro del mercado turístico a través de varias rutas que exploran los atractivos nativos, junto a las patrimoniales y de agroturismo, en una propuesta que esperan convertirse en una alternativa en el sur del Ecuador.
La fusión entre lujo y naturaleza endémica en medio de una de las regiones más biodiversas del mundo, como el bosque nublado del Chocó, hacen de Mashpi Lodge un lugar paradisíaco.
No hay que equiparse para viajar al campo o atravesar remotas montañas. Basta con sentarse en una de las bancas de la plaza Rodolfo Baquerizo Moreno, en pleno centro de Guayaquil, y estar dispuesto a elevar la mirada a los árboles y a afinar el oído.