Ecuador y México han firmado acuerdos internacionales que facilitan la convivencia entre las naciones.
El alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, instó este jueves 6 de mayo del 2021 a los países del G7 a actuar de manera coordinada contra el "avance del autoritarismo" y los "abusos a los derechos humanos" en todo el mundo.
Las limitaciones e impotencias de los cambios en el Código de la Democracia dejaron ver sus costuras en estas elecciones primarias.
Durante esta pandemia, el mundo ha visto cómo gobiernos de distintas líneas políticas e ideológicas han dejado morir a miles de personas, por falta de un sistema de salud público eficiente, o por mantener activa su economía. En esta entrevista, Adriana Rodríguez reflexiona sobre esta realidad, a la que el filósofo camerunés Achille Mbembe llama necropolítica.
El Ministerio del Interior de Rusia abrió una investigación este lunes 12 de agosto del 2019 después de que se hiciera viral un video en el que se ve a un policía antidisturbios golpeando a una mujer en el estómago durante una manifestación reclamando elecciones libres.
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) conmemorará el miércoles 2 de mayo de 2018 el Día Mundial de la Libertad de Prensa en un foro en Miami y con un mensaje de preocupación por las crecientes restricciones al trabajo de los periodistas y la persistencia del “autoritarismo” en Cuba, Venezuela y Nicaragua.
El fallido y sangriento golpe de Estado que sacudió a Turquía en las últimas horas parece haber debilitado al Ejército y reforzado al presidente del país, el islamista Recep Tayyip Erdogan, y su aspiración de tener en sus manos más poder.
Nos dicen que debemos sacrificar la libertad para alcanzar la prosperidad. Ese es un falso dilema que nos plantean los autoritarios.
En tiempos de crisis, los regímenes autoritarios se radicalizan en vez de abrirse al diálogo para encontrar salidas consensuadas a esa coyuntura difícil.
Hay un concepto cuyo origen está en la herida causada. Este concepto se ha transformado en una filosofía de vida. El patán cree que los malos tratos están bien, es su enfoque. Cree que el abuso levantará su autoestima y que la violencia es el camino para que le amen más. Esta distorsión emocional nos está causando daño a todos. No se dan cuenta, es imperceptible. El patán se revela a través de su vocabulario descortés. El patán repite un modelo de conducta adquirido. El patán se hace, es el producto de la erosión emocional. La familia se ha perdido en la neblina de la modernidad. La sociedad tiene una mejor preparación, pero no disposición. El patán le falta el respeto a la autoridad. Es autoritario, manipulador, difamador, seductor. El patán está en todo lugar, cualquiera puede ser.
Los líderes autoritarios no duermen pensando en los mejores métodos para asegurar que el pueblo que gobiernan les manifieste respeto. Su inseguridad les lleva a exigir un trato especial para la jerarquía que ostentan, convencidos de que poseen los valores que creen encarnar. De esa manera, invocan el respeto como una exigencia indispensable para honrar la majestad de la función que desempeñan. Creen que la disensión o la desobediencia son ofensas imperdonables. Y conciben métodos de cuestionable eficacia para asegurar esa sumisión que se les escapa como el agua entre los dedos de la crispada mano.
Vladimir Nabokov, el célebre autor de ‘Lolita’, en una breve introducción a su ‘Curso de literatura rusa’, dictado en la Universidad de Cornell, expresaba que a los estadounidenses, acostumbrados a escribir y leer libros y a expresar libremente sus opiniones personales, les parecerá inverosímil la existencia de un país, la Rusia soviética, “donde desde hace un cuarto de siglo la literatura no tiene otra función que la de ilustrar los anuncios de una empresa de tráfico de esclavos”. Los invitaba a imaginar esas dolorosas y limitantes condiciones. “Una vez que las hayan imaginado apreciarán, con otra pureza y otro orgullo, el valor de los libros de verdad, escritos por hombres libres para que hombres libres los lean”.
El Ecuador cambió. En eso tiene razón el Estado de propaganda. Si antes éramos una democracia débil, esquiva, cooptada por élites miopes, hoy de ella ya no queda nada y reina un régimen autoritario, caudillista, apropiado por una casta experta en el arte de convertir lo general en particular. Sí, el Ecuador cambió. Si antes teníamos un Estado desarticulado, virtualmente ausente, vaciado de sus contenidos esenciales, hoy tenemos una burocracia gigantesca, un aparato que esquilma la riqueza de la sociedad, que sobrerregula, que oprime; un Estado con “derechos” que están por encima de los de la gente. Sí, el país cambió. Antes, había una sociedad civil activa, organizaciones sociales y ciudadanos que se movilizaban por lo que creían correcto, hoy, en cambio, la participación social ha sido burocratizada, cooptada, transformada en una función del Estado; las organizaciones sociales son vigiladas, controladas e intervenidas por la burocracia, y la protesta social se ha transformado en una a
Cuando usamos el término “autoritario”, podemos estarnos refiriendo a un ser humano específico –Stalin, Mao, Castro, Pinochet; a un sistema político –el soviético, el cubano, el de Corea del Norte; o a toda una sociedad. En el último caso, nos estaríamos refiriendo a muchas sociedades en el mundo. El término es ciertamente apropiado para describir importantes realidades socio-sicológicas y socio-políticas de los países andinos, y detrás de las fuertes crisis por las que están atravesando México, Siria, Iraq, Egipto, Tailandia, se vislumbra, como uno de varios importantes factores causales, la larga tradición autoritaria de esos países que, como es inevitable, ha tendido a estimular el desarrollo de gente sumisa y de autoridades corruptas.
Nunca quisiera poseer un tipo de poder que pueda ser usado para hacer que otros, sin importar su edad, profesión, raza o procedencia, se sientan menospreciados. No quisiera tener el poder, obvio, el que no tienen todos y todas, sino de ese tipo que tienen unos pocos afortunados, como reyes de esos de la Edad Media. Un poder que controle hasta a los microbios y pueda aplastarlos a patadas.
Erich From, estudioso de los fenómenos psíquicos causantes de la crisis de nuestro tiempo, habla del miedo a la libertad que los seres humanos sienten cuando la estructura de la sociedad y sus aspectos psicológicos y sociales permanecen inmutables.
Una de las características salientes de los gobiernos autoritarios, entre las muchas, es la intolerancia hacia el humor. Si existiera una manera de medir un gobierno democrático de otro que no lo es, sería evaluando el nivel de tolerancia que tiene hacia quienes se ríen de ellos generando tirria al poder.
Ecuador le sigue de cerca los pasos a Venezuela en la tendencia hacia un "régimen autoritario con una fachada democrática", denunció hoy la organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW).
Uno de los aspectos menos promovidos en la función pública es el del servicio. Se pretende dar la impresión que quien tiene el poder no puede ponerse a la altura del pueblo que lo votó para dicha tarea. La soberbia en el ejercicio de la función es tan grande que emperadores como Julio César dicen que tenía una persona que cada mañana le recordaba su condición de humano y por lo tanto falible. No es fácil hacerle entender al Mandatario que su condición de servidor público lo hace sirviente de sus mandantes que constituyen la sociedad en su conjunto. La soberbia por un lado, el resentimiento por el otro o el odio como mecanismo de atemorizar al adversario no resultan comprensibles para quienes entendemos que el poder solo se legitima en el servicio y que es ahí donde cobra sentido y proyección. Vale en función directa de comprender la real ecuación del poder y su dirección social.
El autoritarismo administrativo se expande como mancha de aceite. La política, entendida desde hace siglos como ese espacio público donde la sociedad dirime sus discrepancias y construye sus acuerdos, está siendo archivada en aras de una ambigua idea de gobernabilidad que se impone por todos lados. En otras palabras, en aras del pragmatismo tecnocrático.