En Muyurku se impulsa la agricultura orgánica
Mujeres de la comunidad de Muyurku, en el cantón Cayambe, decidieron apoyar a las economías de sus familias con lo que mejor saben hacer: sembrar.
La agricultura ancestral en manos de 200 comuneros
Su parcela es una de las 200 que se encuentran en las comunidades de Putugleo Grande, Puganza Grande, Puganza Chico y Calhuasig de la parroquia Quisapincha localizada a 20 minutos de Ambato.
Noel Michel es un protector de las abejas y de sus beneficios
Tiene la costumbre de hablarles y está seguro de que lo entienden. Las acaricia y no se perturban. No lleva ningún tipo de protección para sus brazos o su rostro, mientras se moviliza entre los panales. Tampoco el aguijón de estos insectos lo atemoriza. De este modo, Noel Michel se relaciona con sus panales. Este apicultor de 81años, alto, delgado y de ojos claros, es originario de Bélgica. Llegó a Ecuador en 1993 tras casarse con Dolores Díaz, una maestra riobambeña con más de 41 años en la docencia. Una parte de las colmenas se encuentra en un huerto en la parte posterior de su casa, situada en la calle Argentinos en Riobamba. La mansedumbre del enjambre se debe a que Michel hizo una selección durante tres años. Sabe cómo identificar a una abeja agresiva por las señales que se acumulan en su lomo. Entonces la retira con cuidado e igual procedimiento aplica con los zánganos, para evitarlos. Él se siente como un padre para ellas. Sabe lo que necesitan cuando se enferman de amebiasis (p
En San Elías, la agricultura orgánica es el maná de cada día
Como si presenciáramos un milagro más de la naturaleza, Betty Buitrón Rodríguez saca de la tierra fresca un atado de rábanos. Satisfecha, dice que los cosecha al mes de sembrados, en una de las siete ‘camas’ de su propiedad de 1000 m², localizada a 5 km de la parroquia Píntag, suroriente de Quito. “Sin duda es un milagro que la tierra nos dé frutos sanos, saludables, sin nada de químicos”, dice Buitrón, autodidacta de la agricultura orgánica. Ella experimenta y practica los saberes aprendidos en cursos, charlas y entrando a los vericuetos de la Internet. Su espacio es un vergel, en el que ha sembrado, desde el pasado septiembre, col, brócoli, papanabo, cebolla, arveja, maíz, papas... Un lugar único en la zona de grandes pastizales, sembradíos de maíz y de papas. El sitio se llama San Elías en honor a la vieja hacienda del mismo nombre que había allí. El verdor copa los cuatro puntos cardinales; al sur se ve la silueta verde oscura del Pasochoa; al oriente, las nieves del Antisana y más
Los cultivos transgénicos, ¿alivio a crisis alimentaria?
En los campos de al menos 15 países del planeta crecen cultivos masivos de variedades de maíz tolerantes a los efectos de herbicidas y que evitan daños de insectos. También se siembra soya que no se estropea con las fumigaciones con glifosato (herbicida), algodón y fréjol que resisten a las plagas y enfermedades y tomate con mayor tiempo de duración. Además, cerca del 80% de la producción mundial de maíz y de soya es de semillas transgénicas. Desde el 2010 se sumó en Alemania y en Suecia la papa amflora, que produce almidón compuesto de amilopectina (carbohidrato) pura. Igual se siembra arroz con mejoramiento de proteínas, remolacha azucarera, canola, papaya y fréjol (desde el 2010 en Brasil). Son parte de las semillas transgénicas o genéticamente modificadas que en la actualidad se cultivan en 29 países, de los que 10 de ellos son latinoamericanos.
En Palugo se come lo que uno mismo es capaz de producir
De alguna manera, los Dammer Espinosa son hijos de la montaña, y de ella han aprendido a relacionarse con el entorno y a saber lo que quieren de la vida. La primera gran enseñanza: se alimentarán de lo que sean capaces de producir con sus propias manos.
José Anrrango es el guardián de 99 variedades de semillas nativas
La vida de José Antonio Anrrango está atada al campo. El agricultor, nacido hace 42 años en la comunidad indígena de Cumbas Conde, creció entre las plantaciones de maíz, fréjol, quinua y amaranto. Esos eran algunos de los productos que cultivaba su padre Francisco, solo con el agua de lluvia, para el sustento de la familia. José Antonio es uno de los dos guardianes de las 99 clases de semillas andinas, que identificó el Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), en Cotacachi. Del total, 29 corresponden a maíz, 40 a fréjol y el resto a tubérculos y frutales silvestres. “El maíz blanco sirve para hacer mote, el chaucha para tostado y el negro es medicinal”, asegura el campesino que se desempeña como promotor de agroecología y seguridad alimentaria. Ese es el cargo que le encomendó hace una década la Unión de Organizaciones Campesinas e Indígenas de Cotacachi (Unorcac). Ha asistido a cursos y talleres que le han permitido alternar con la experiencia de labrar la
Lo ideal es consumir las frutas de temporada
A una hora de la capital azuaya se encuentra el cantón Guachapala. Por un camino de lastre se accede a la hacienda de la familia Encalada, donde el verdor de las plantas frutales predomina. En tres hectáreas, Francisco Andino, de 23 años, cultiva duraznos, un fruto que en esta época aún está tierno. No es temporada de cosecha y, por ende, su costo es elevado. En los mercados de Cuenca se consigue a USD 0,50 la unidad y cuando hay abundancia el valor baja a 0,10. Andino se graduó de agrónomo y está encargado de la plantación familiar. Según él, es importante que las personas se acostumbren a consumir frutas de acuerdo con las temporadas. “Pueden encontrar de buena calidad y a un precio menor y ahorrar en sus compras”. En febrero, dice Andino, habrá abundancia de duraznos, peras, manzanas, capulíes... Mientras poda las plantas que fueron sembradas hace tres años, da otro consejo. Las familias no solo deben contentarse con comprar en los mercados sino que también pueden acudir a los huert
Manuel Nauya, un ‘predicador’ de los alimentos ancestrales
No cuenta con agua para riego, pero en su chacra florecen el maíz, las habas, mellocos, ocas, mashuas, quinua, jícamas y plantas medicinales. Son productos andinos que empezaron nuevamente a sembrarse en Chimborazo desde el 2007 y que se consumían habitualmente hasta hace medio siglo. Manuel Nauya, de 65 años, vive en una pequeña casa de ladrillo, con techado metálico amplio y un patio de tierra en el que levantó un cerco de madera. Para proveerse de agua instaló canaletas plásticas en el techo de su vivienda. Cuando llueve, el líquido se escurre y luego se almacena en un tanque de hormigón. Vive con su esposa María y siete hijos. Con mangueras de ½ pulgada, que están conectadas a tres aspersores, consigue expulsar el líquido por gravedad hacia los sembrados que no son extensos. Su propiedad está rodeada de árboles de papel (polylepis), yagual y chilca. La niebla del páramo siempre está presente. Su morada está en mitad de una cuesta. Ahí se llega tras viajar 30 minutos por una carrete
Los cultivos orgánicos crecen en las comunidades de Chimborazo
El olor de la tierra húmeda de Tzimbuto (Chimborazo) se mezcla con el que sale de los cultivos de cebolla, acelga, zanahoria, coliflor, culantro y plantas medicinales. En ninguno de estos huertos se utilizaron químicos o fungicidas.