Además de mantener una dieta saludable, alejada de cualquier tipo de excesos, existe otra forma de evitar malformaciones congénitas en los bebés: consumiendo ácido fólico. Lo ideal, según el doctor Cristian Espinoza Araujo, especialista en Medicina Materno Infantil, es ingerir las dosis recomendadas por el médico de cabecera antes y durante el embarazo. En esta etapa es esencial durante las primeras 12 semanas de gestación.
Mantener niveles adecuados de folato, cuya forma sintética es el ácido fólico, durante el embarazo puede disminuir el riesgo de obesidad infantil en el futuro niño, especialmente aquellos que nacen de madres obesas, según un estudio de la Universidad John Hopkins difundido este lunes 13 de junio de 2016.
La ingesta de ácido fólico un mes antes del embarazo y cuatro semanas después podría reducir en un 39 por ciento el riesgo de que el niño padezca autismo, un transtorno para el que la comunidad científica trata de encontrar biomarcadores, aunque por ahora sin resultados definitivos.
El secreto de la fuerza descomunal de Popeye no radica específicamente en la espinaca, sino en uno de sus componentes: el ácido fólico o folato, una vitamina del grupo B que ayuda al organismo a crear nuevas células. Aunque este elemento es necesario para todas las personas, cumple un papel fundamental en una etapa de la vida de la mujer. Victoria Argote, ginecóloga del Hospital de Especialidades San Bartolo, explica que es indispensable en el asesoramiento preconcepcional, porque cuando una mujer tiene suficiente ácido fólico en su cuerpo, antes y durante el embarazo, puede prevenir defectos congénitos importantes en el cerebro y la columna vertebral del bebé.