Para ayudar a quien más lo necesita no es necesario tener una profesión específica o ser miembro de un voluntariado, las ganas de aplicar los conocimientos en favor de los demás, es suficiente. Esto es lo que ha motivado a dos jóvenes abogados a ofrecer asesoría y asistencia legal gratuita a personas de escasos recursos.
Raquel camina a pasos cortos, lleva a su niño entre sus brazos mientras busca un lugar para sentarse en el sector de Solanda, en el sur de Quito. Se acomoda en una banca de un parque y comenta: “a veces las cosas llegan a la vida sin esperarlas”.