Las técnicas de chocolatería se aplican en las esculturas

Los escultores debieron crear figuras que cuenten la historia del cacao en el país. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Los escultores debieron crear figuras que cuenten la historia del cacao en el país. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Los escultores debieron crear figuras que cuenten la historia del cacao en el país. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Esta semana cuatro escultores del chocolate exhibieron sus obras en el local de República del Cacao (Reina Victoria y Pinto). La temática que siguieron para moldear sus figuras fue determinada por los organizadores del evento, quienes buscaban contar la historia del cacao en el país.

Para lograr dar forma a este alimento se valieron de técnicas de temperado, tallado, modelado, choco plastilina entre otras que permiten el trabajo con el producto. Los jóvenes presentaron sus esculturas después de semanas de trabajo creando un concepto que reúne los momentos claves de la historia de la pepa de oro nativa.

Daniela Yánez, sommelier de cacao, realizó un homenaje a lo que ella considera el alma del cacao. Para esto trabajó con chocolate de 71%, chocolate blanco y licor de cacao. “Son los que más me gustan y siento que representan al cacao”, dijo sobre su elección. Para encontrar el alma del cacao talló dos vasijas sobre un río y una barca, además del sol de la cultura Tolita. El río y la barca, dice, son una representación del cacao arriba.

Para este trabajo el tallado lo realizó en bisturí y utilizó técnicas como el temperado, un tipo de enfriado del chocolate que permite que tenga más brillo. También trabajó con chocolate macizo plástico y modelado para dar forma a las vasijas.

Ángela Castillo, estudiante de sommelier profesional en cacao y chocolate, quiso representar la permanencia del cacao en el país “siempre ha formado parte de nuestra historia, desde el origen, el boom cacaotero, el gran cacao y ahora tiene un nuevo boom”, dijo sobre su inspiración para la escultura.

Durante dos semanas de trabajo realizó semi esferas de fuego “que representan el fuego intenso, la pasión, sentimientos y recuerdos” relacionados al cacao, sobre esto elaboró la máscara del sol de la cultura Tolita, “para recordar que nuestro cacao es prehispánico, pero que también ha sido consumido más por las jerarquías” y a esto acompaña una mazorca de cacao saliendo de la flor.

En su trabajo desarrolló técnicas como el temperado en el que se trabaja sobre mármol para manipular la temperatura del chocolate “le subes a 45°, a otra parte le bajas a 26° y luego juntas todo en una nivelación, sirve para dar consistencia” dice la artista.

También utilizó choco plastilina, que ayudó a que sus figuras tengan un sellado ya que este elemento permite dar una forma específica al objeto y resulta más fácil de tallar. Mientras que el choco cemento (chocolate en punto muerto con alcohol bebible) le sirvió para formar una masa fuerte que le permitió unir las piezas que fueron trabajadas por separado.

Por su parte, Gabriel Galárraga, coordinador de la carrera de sommelier profesional de cacao y chocolate en Culinary Arts School y profesor de chocolatería en Capex, decidió enfocarse en los orígenes del cacao para representar una escultura que utilice las raíces del Ecuador. “El vestigio más antiguo que existe del cacao en el país tiene 5300 años, usando este contexto cree un árbol que sostenga un calendario solar“, describe el sommelier.

La escultura pesa cerca de cuatro kilos de chocolate forjado con templado técnica a la que describe como la estabilización de los cristales de la manteca que permiten firmeza y estructura al chocolate. La base del árbol es una esfera que lleva una máscara de la cultura Mayo Chinchipe. Mientras que en las raíces se aplicó chocolate plástico (glucosa con chocolate) pues se vuelve moldeable para realizar detalles.

Cristina Ramírez, propietaria de Chocoboutique, por su parte, aprovechó la oportunidad para enfocarse en la tableta de República del Cacao en la que se rinde tributo a la provincia de Los Ríos. “En el logotipo es la barca que va río arriba, la escultura está basada en estos elementos y en Vinces, el París chiquito“, indica al presentar su figura. Para este trabajo utilizó chocolate blanco y chocolate al 75% puesto que buscaba contraste y necesitaba un chocolate oscuro que le diera este efecto.

El trabajo le tomó tres días con jornadas de cerca de 12 horas, así logró una torre Eiffel como réplica de la que se encuentra en Vinces. Para este efecto utilizó moldeado (uso de moldes prefabricados), marmoleado (mezlca de chocolate blanco y negro), transfer (impresión en lámina de acetato que da textura) y purpurina comestible para darle los tonos dorados a la escultura.

Las figuras se presentaron el 27 de octubre en un lanzamiento oficial con la presencia de sus creadores y se pueden ver en el local de la Reina Victoria y Pinto pues la exhibición estará abierta al público hasta el 17 de noviembre.

Suplementos digitales