El Hotel Carlota ofrece cuatro ambientes para disfrutar de la gastronomía

Los gins se degustan en la azotea. Foto: Ana Veintimilla/Sabores

Los gins se degustan en la azotea. Foto: Ana Veintimilla/Sabores

Sánduches focaccia con seco de chivo. Foto: Cortesía Francisco Aldás

El Centro Histórico de Quito y el Panecillo se pueden apreciar desde la terraza del hotel Carlota, donde funciona el lounge del establecimiento. Un espacio abierto pero cálido –aún en las noches de frío quiteñas- que permite vislumbrar la ciudad. El hotel cuenta con cuatro espacios dedicados a la gastronomía. Un piso más abajo del lounge se encuentra un área para maridajes y en la planta baja están el bistro y la tienda gourmet. Cada uno con productos especialmente pensados para huéspedes, visitantes y citadinos.

En el lounge se enfatiza en la variedad pues el gin es la bebida honoraria y se puede elegir hasta 12 versiones del destilado. La combinación de frutos rojos es una de las más conocidas. Pero resaltan las opciones de ingredientes como el cilantro y ají o el coco. El amargo del gin contrasta con el picante del ají y el aroma herbal del cilantro, en una bebida equilibrada. Mientras que el dulce del coco y el gin ofrecen una bebida más suave para paladares no tan atrevidos.

Los gins se degustan en la azotea. Foto: Ana Veintimilla/Sabores

La zona de maridajes se abre para eventos especiales en los que el vino, el chocolate y los quesos se ponen a la mesa. Renato Solines, gerente general del hotel, explica que es un área para motivar a los huéspedes a degustar productos locales y crear una experiencia privada en relación a la comida.

La planta baja es la zona creativa para los chefs Andrés Azanza y Francisco Aldas. El dúo fue el encargado de crear la nueva carta del hotel. La propuesta mantiene la idea de resaltar productos nativos y mostrar una nueva cocina ecuatoriana con influencias y técnicas europeas. Por eso la tienda -que tiene espacio de venta al público en la calle Benalcázar- cuenta con reversiones de postres tradicionales como higos con queso o el arroz con leche en tartaletas. La deconstrucción de los postres añade chocolate a las versiones tradicionales, para crear nuevas sensaciones en los postres de toda la vida.

Minitartaletas de postres ecuatorianos. Foto: Ana Veintimilla / Sabores

El bistro es el área más gourmet del hotel. Aquí se observa la cocina de vanguardia y las experimentaciones de los chefs. Llama la atención la ensalada de quinua, con tres variedades del grano andino –negra, roja y blanca-, un plato sencillo que deja un sabor refrescante en el paladar. Resalta también la crema de cebolla caramelizada por su contraste de dulce con salado y por su textura aterciopelada en el paladar. El plato deja un retrogusto amargo que impulsa a tomar de nuevo otro bocado.

Ensalada de Quinua. Foto: Ana Veintimilla/ Sabores

En el bistro es fácil encontrar deconstrucción de platos locales como la fritada al estilo Carlota, en que la carne de cerdo se cocina en mapahuira por 24 horas, se sirve con salsa, mini llapingacho y teja de mote. Para el postre, los helados de salcedo son la inspiración con nuevas versiones de sabores como pimiento con ají, arroz con leche y chocolate de Ambato, todo en una trilogía.

La cocina del hotel Carlota sihgue fusionando y experimentando cada día para dar a conocer nuevos sabores locales a propios y extraños.

Helados en trilogía de sabores. Foto: Ana Veintimilla / Sabores

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