El ‘food truck’ Inka Burger se relocalizó en la av. Gaspar de Villarroel y Jorge Drom. Ofrecen hamburguesas gourmet a sus clientes de a pie. Foto: Vicente Costales/EL COMERCIO
Los ‘food trucks’ son una de las tendencias gastronómicas a posicionarse durante el 2016, año en el que el Ecuador aparentemente verá proliferar la oferta de comida bajo esta modalidad.
Pero no todo es tan simple. Hoy, a las 08:00, está prevista una reunión de la Asociación Ecuatoriana de Food Trucks y de algunos pioneros en el negocio de los camiones de comida en Quito con la Secretaría de Desarrollo Productivo y Competitividad del Municipio capitalino. El fin: discutir detalles sobre la normativa técnica de los ‘food trucks’.
La asociación ha acelerado sus procesos logrando constituirse legalmente. Sin embargo, David Maldonado, miembro de ese cuerpo y propietario de Inka Burger, explica que aún se encuentra en trámites en el Ministerio de Trabajo, antes de empezar a funcionar. El diálogo directo es el resultado de una campaña en redes sociales y un incidente ocurrido con Inka Burger.
La noche del martes, 12 de enero, policías municipales decomisaron el ‘food truck’ y se lo llevaron detenido. El negocio de comida llevaba trabajando en la Av. Portugal y República del Salvador desde hace tres meses, ofreciendo hamburguesas con recetas que incluyen salsa de cerveza o queso azul, entre otras.
Maldonado contó -en entrevista telefónica- que el camión fue detenido “sin explicarnos mucho el asunto legal”. Los policías exigían los permisos de uso del espacio público del camión y Maldonado reconoce que, al existir un vacío legal para el reconocimiento de los ‘food truck’, no hay un documento específico que les permita laborar.
Los propietarios del camión iniciaron en ese momento una campaña a través de redes sociales, que se viralizó con el hashtag #Dejenemprender, dirigido al Municipio de Quito. El jueves pasado, Maldonado llegó a la Agencia Metropolitana de Control para buscar una solución. En un principio, el auto estaría detenido durante cinco días antes de recibir una respuesta. Maldonado indica que el movimiento en redes logró visibilizar el problema y obtuvieron una respuesta inmediata en la Agencia.
Tras pagar una multa de medio salario básico pudieron sacar el auto. Los propietarios decidieron reubicarse tras los inconvenientes con la Policía y también por la inconformidad de los negocios aledaños.
Hasta el momento, los propietarios de ‘food trucks’ solo podían solicitar el permiso de trabajador autónomo -para laborar en espacios públicos-. Pero este permiso no considera que los ‘food truck’ trabajan con un vehículo a motor y cocinas.
Gabriela Larreátegui, supervisora de la Agencia Metropolitana de Control, indica que el procesamiento a Inka Burger fue en referencia a la mala utilización del espacio público y a una multa registrada en el 2015. Pero se están buscando soluciones temporales frente a esta actividad económica hasta que se formalice la LUAE (Licencia Metropolitana Única para el Ejercicio de Actividades Económicas) para los ‘food truck’.
Estas ya cuentan con un esqueleto, pero requieren de coordinación con más entidades como la Empresa Metropolitana de Obras Públicas, la Agencia Metropolitana de Tránsito, las Administraciones Zonales, Conquito y el Cuerpo de Bomberos.
En Quito, los camiones de comida aparecieron en el 2014 con tres ofertas gastronómicas que se duplicaron para el 2015 y que para este año se prevé aumentará a más de 10 ‘food trucks’, según la asociación.