Los preconceptos de que la comida sana es insípida, cara o repetitiva se desmitifican en los restaurantes que dedican sus recetas a elaboraciones saludables en Quito. Desde barras de ensaladas, pasando por el uso de productos orgánicos hasta el consumo de ‘super foods’, los restaurantes amplían el espectro de una comida completa, balanceada y al gusto de los comensales.
Para mantener un menú lozano y variado, Andrea Miño, propietaria de Allikay, explica que utilizan procesos de cocción sin químicos, con reducción en el uso de azúcares y aceites, sin harinas refinadas, y alimentos orgánicos. Cuenta que se aseguran, a través de sus proveedores, que los cárnicos no hayan sido alimentados con hormonas. Así pueden presentar platos como arepas de zapallo, espinaca o remolacha, reemplazando la harina con puré de estos vegetales. Asimismo, trabajan con la avena para eliminar la harina en la elaboración de postres como los muffins o las tortas.
Los socios de Freshii –franquicia canadiense- están ligados a la vida activa. Gonzalo García explica que buscaban crear un espacio con comida fresca y accesible. En bowls, burritos, sopas y ensaladas, el comensal puede elegir los vegetales, cárnicos, o carnes vegetales como de soya y tofu para armar su plato.
Las alternativas se amplían en la ciudad con restaurantes especializados. El menú de The Green Choice se trabajó con la guía de nutricionistas. Víctor Suárez, jefe de cocina, señala que la forma de acercar a la gente a este tipo de gastronomía ha sido a través de platillos populares como las hamburguesas. Para lograr una fusión apetitosa, reemplazan la carne con berenjena y la acompañan con piña para darle un estilo hawaiano. No todo es vegetariano, aquí también se puede encontrar un lomo fino en salsa de chocolate cocido en aceite de oliva.
Esta tendencia de comida sana llamó la atención de Juan Mendoza, dueño de Green Craving, quien afirma que en el país la gente ya se preocupa por verse y sentirse mejor. Ensaladas de la barra, wraps y sánduches de pollo o roastbeef proveen una comida balanceada. En el local usan ingredientes andinos como la chía o la quinua cocinada para que los comensales prueben nuevas texturas y se alimenten con sus proteínas.
El cambio en los hábitos alimenticios es inmediato, asegura Miño. “Al terminar de comer este tipo de preparaciones no te da sueño, llenura ni cansancio”, comenta. Para ella, esta cocina no solo se trata de la alimentación, sino de entregar un estilo de vida. “Queremos ayudar a que sean conscientes que su salud es un circuito físico, espiritual y mental”, comenta la dueña de Allikay.