A trabajar por el país

A estas alturas cabe un lugar común: "Todo reclamo es tarde". Ahora todos los ecuatorianos debemos trabajar por el país y tanto el Gobierno, que tiene la responsabilidad y la obligación de acertar, como la empresa privada, deben cambiar la actitud de encono pues ya hemos perdido mucho tiempo y energía en disputas y hemos demorado demasiado en mejorar la lenta operatividad del país. Necesitamos entrar en la modernidad rápidamente para crecer cualitativamente y continuar redistribuyendo el ingreso con equidad.

El Gobierno debe trabajar desde este mes como si ya fuera su nuevo período para agilizar los grandes proyectos y la empresa privada, grande, mediana y pequeña, y particularmente aquella que ha ganado mucho dinero en estos seis años, debe ocuparse primordialmente de mejorar su productividad de bienes y servicios, porque así aumenta la competitividad que hará menos necesarios los Tratados de Libre Comercio. Más productividad es urgente en todos los productos que Perú y Colombia tendrán ventajas preferenciales en los mercados de Estados Unidos y Europa. Más valor agregado nacional implica la nueva matriz productiva, cuyo éxito solo será posible si se tiene mercados externos a la vista, porque con el mercado nacional no es posible hacer nada importante.

Prepararse para un desarrollo autónomo del petróleo en un tema de alta prioridad, pues si no hay producción nueva y moderna pronto habrá grandes males: una recesión económica que causará penuria a la población, contracción de las ventas, alto desempleo, créditos impagos y perjuicios para todos y consecuencias graves en la gobernanza y en el ejercicio del poder político. La nueva producción es tan necesaria como las carreteras, ya que estas no son solo para el paseo de los automóviles sino principalmente para movilizar la producción nacional. La clave de la sostenibilidad política y económica se basa en el desarrollo no petrolero y esto si es indiscutible.

Qué haremos el día que falten los dólares para financiar el desarrollo, para dar los subsidios a que le hemos acostumbrado a la gente, para pagar los sueldos elevados; para concluir los proyectos grandes. Entonces la economía sufrirá esclerosis y cualquier Gobierno, por más fuerte que sea, correrá graves riesgos de estabilidad. Esto saben el Presidente y el sector `privado.

Después de las elecciones las cosas no deben seguir como antes. La oposición pensante tiene que dar su parecer y el Gobierno tiene la obligación de escucharla. Queremos que los candidatos perdedores, que quieran seguir haciendo trabajo político, fijen sus posiciones en los grandes temas como el desarrollo minero, la política petrolera, los grandes proyectos estancados por este Gobierno, el manejo de las empresas incautadas y la búsqueda de mercados para sustentar el cambio de la matriz productiva.

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