El metro opacó los problemas de la movilidad

El metro opacó los problemas de la movilidad :: EL COMERCIO

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Especial
1 de Enero

El metro opacó los problemas de la movilidad

El Metro tiene un 51% de avance, sin que lo haya afectado la disputa entre Odebrecht y Acciona por la salida de la primera del consorcio constructor, algo que se concretó el 21 de diciembre. FOTO: Vicente Costales / EL COMERCIO

La política de la movilidad de Quito ha estado atada a los esfuerzos para que el Metro salga adelante. Las otras grandes
obras, solución Guayasamín y Quitocables, no se concretaron y no han permitido redondearla, dado que en el
2017 el servicio de buses y de taxis tuvo sobresaltos.

El Metro tiene un 51% de avance, sin que lo haya afectado la disputa entre Odebrecht y Acciona por la salida
de la primera del consorcio constructor,
algo que se concretó el 21 de diciembre.

Mientras tanto, continúan los estudios y las propuestas para que el Metro sea una solución a los problemas
de movilidad: rutas diferenciadas y buses eléctricos. Todo esto con un olor de futuro lejano.

En el 2017, dos situaciones mostraron que, a la hora de tomar decisiones, las razones políticas pesaron
más. La primera tuvo que ver con el alza de pasajes para los buses, una vez que, en junio pasado, finalizara
el contrato para las compensaciones a cambio de un buen servicio y, de esa manera, no subir el costo del
pasaje.

Los estudios técnicos para cambios en el servicio de buses y de taxis, han pasado a segundo plano. Han primado
acciones políticas.

Quito lleva 14 años con la misma tarifa: 25 centavos. Antes de que se venciera el plazo, en mayo,
la firma GSD+ presentó un estudio a la Secretaría de Movilidad. Este indicaba un aumento del pasaje entre
33 y 46 centavos, según el destino.

Los choferes plantearon que la tarifa sea de 38 centavos. Sin embargo, el 27 de junio se realizó el primer
debate del Concejo y se decidió que la tarifa sea 30 centavos para las 187 rutas urbanas, y otros valores
para 40 rutas combinadas y rurales.

El segunda debate no se realizó y el tema quedó en suspenso hasta que el Alcalde convoque al segundo debate.
¿Falta de votos?
Lo cierto es que los transportistas llevan seis meses sin las compensaciones.

falta En Quito, 2 894 buses ofrecen servicio de transporte. Estos se dividen en 187 rutas. Galo Paguay / EL COMERCIO

Lo anterior provocó un paro de transportistas el 25 de agosto. Mala estrategia, porque la ley no permite la suspensión de
servicios públicos.

Ese manejo, que ha dejado a un lado el tema técnico, tiene secuelas. Por una parte, la Alcaldía les ha dicho
a los transportistas que no habrá un alza de pasajes, pero por otra parte el presupuesto del 2018 contará
con recursos para un posible regreso de las compensaciones por mejoras de servicio al cliente. En palabras
del Administrador General del Municipio, la Alcaldía ha previsto recursos en el presupuesto para este año,
por USD 18 millones.

Es deber del Municipio garantizar el servicio de calidad. Eso es algo que no debería negociarse. Es decir,
independientemente de que haya subida de pasajes, que se opte por retornar a la compensación, o que el pasaje
se mantenga en 25 centavos por decimoquinto año consecutivo,
el Municipio debe garantizar que el servicio sea de óptima calidad.
Las campañas y los cálculos políticos ciertamente no garantizan resultados concretos.

10 270

taxistastaxistas irregulares buscarán un cupo para trabajar legalmente en la ciudad.

La segunda muestra sobre cómo prima el valor político sobre lo técnico se dio el pasado 14 de diciembre. En la sesión del
Concejo se
aprobó que 10 270 taxistas entren en el proceso de regularización. Esto, a pesar de que un estudio
contratado por la municipalidad recomendaba que 8 693 taxis podían legalizarse.

La medida solo muestra que hubo promesas sobre conseguir que la mayoría de taxistas que ejerce el
oficio sin contar con los permisos correspondientes estén dentro de la regularización. Lo peor es que al
final del proceso, quedará en manos del Concejo determinar si ese remanente de 1 577 taxistas podrá obtener
la regularización tan anhelada.

Y mientras hay gente que lucha por un cupo legal para ejercer legalmente como taxistas, en la capital ya
trabajan Cabify y Uber.
Si bien la Agencia Nacional de Tránsito no los ha autorizado, el Cabildo
no tiene una política para entender la lógica colaborativa de estos desarrollos digitales que, según sus
preceptos, no son compañías de transporte, sino empresas que proveen un servicio a través de plataformas
y aplicativos de Internet.

2 894

busesprivados dan el servicio de transporte en las calles de Quito. Hay 187 rutas urbanas.

Al parecer, al estar el Cabildo enfocado en el tema de cuál taxi amarillo se regulariza, cuál cooperativa consigue
más cupos, esta nueva cultura de transportación sigue alcanzando nichos de consumo de personas que están
hartas de no poder conseguir un taxi entre 06:00 y 07:30, que según el estudio contratado, es la hora en
que más se necesitan taxis, y que es precisamente cuando hay menos oferta por parte de este gremio.

Es fácil entender que si el 2017 fue un año con problemas de movilidad irresueltos, 2018 se presente desafiante.

Quito debe apuntar al transporte eléctrico

Roberto Custode
Experto en temas de movilidad urbana

Creo que el próximo año, el Municipio debería implementar programas formales para el cambio de la matriz energética del transporte.

Roberto Custode

Creo que el próximo año, el Municipio debería implementar programas formales para el cambio de la matriz energética del transporte. Sobre todo en buses eléctricos. No solamente en los corredores, como la Ecovía y demás, sino en la movilidad colectiva tradicional, para lo cual se requiere llegar a acuerdos con la transportación, con el fin de que se adquieran estas unidades eléctricas.
Insisto en este tema, porque las perspectivas de mejorar la calidad de los combustibles en el Ecuador, para terminar con las nubes negras de los buses, no luce muy viable. Petroecuador ya se ha pronunciado, probablemente este mejoramiento de los combustibles tomará entre cinco y 10 años. En esa perspectiva, el único camino que queda es la electromovilidad.
Va a aumentar la flota vehicular particular, incrementando la saturación vial. El Municipio tendrá que actuar con más contraflujos, porque no hay perspectivas favorables, por el nivel de endeudamiento, de mejorar y aumentar la red vial. Quito está en la media regional de crecimiento de la flota vehicular, que es de 4,5%.
Soy escéptico de que se puedan implementar las nuevas líneas de buses que trabajen en supermanzanas. Son rentables cuando ya está implementado el sistema de caja común, y eso no ha ocurrido todavía en Quito. Otro requerimiento para que opere es el incremento tarifario, lo cual está por verse. Además, esto depende de una relación sinérgica entre los operadores del transporte y el Municipio de Quito. Si el alcalde Rodas se lanza a la reelección, esa posibilidad se aleja.

EL HECHO

Rodas debe esa ‘otra forma de hacer política’

Las críticas que la mayoría de concejales expresó a lo largo de la reunión del viernes 8 de diciembre, dejaban pronosticar que no habría el respaldo para aprobar el presupuesto municipal del 2018. De todas formas, había que votar. No había más tiempo pues el domingo 10 fenecía el plazo para tratar el tema. Mauricio Rodas pidió levantar la mano a los concejales que estaban de acuerdo con su propuesta.
El resultado muestra el deterioro al que ha llegado la relación del Alcalde con los concejales, incluyendo aquellos que son de su partido (SUMA), quienes forman parte de la alianza política con la que llegó al Palacio Municipal (VIVE) y aquellos con quienes alcanzó un acuerdo al fragor de las más recientes elecciones presidenciales (Creo).

Mauricio Rodas dirigió la primera reunión para aprobar el presupuesto, y después salió al COE. FOTO: Diego Pallero / EL COMERCIO

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concejalestiene Quito. Pertenecen a AP (9), SUMA (1), VIVE (4), Creo (1), MASS (1) y 5 independientes.

Daniela Chacón fue vicealcaldesa. El 17 de agosto del 2016 dejó su cargo y se desafilió de SUMA con estas palabras: “En el 2014 recibimos un mandato claro: demostrar que es posible hacer política de manera distinta. Esta nueva política requiere de una visión clara para Quito. Requiere tomar decisiones difíciles que no respondan a las encuestas sino al bien común, con una adecuada planificación y sin improvisación”.
El 5 de julio del 2017, la concejala Carla Cevallos también anunció que dejaba el movimiento. “La falta de democracia interna me hace saber que yo no debo pertenecer a SUMA. (...) Mantengo la ilusión de hacer una política diferente, pero con SUMA es imposible”.

Hasta los aliados y exaliados del Alcalde han cuestionado su forma de manejar el Concejo.

Y lo más reciente. El jueves 7 de diciembre, al vicealcalde Del Pozo, le fue difícil ocultar su molestia en la sesión sobre el presupuesto. “Que el Alcalde no consiga acuerdos mínimos de convivencia o de administración es porque definitivamente no existe un manejo adecuado del Concejo y eso se ha hecho evidente hoy, cuando una de las discusiones más importantes carece de la autoridad máxima para presidir el Cabildo”, dijo.
Rodas había dejado la sesión para presidir otra, en el COE, por la falta de agua en Quito.
El Alcalde volvió a convocar a sesión para el día siguiente, aquella en la que dos solitarios votos simbolizaban un estancamiento político en el Concejo, uno que deja como resultado una ciudad que no despega, que también se estanca.

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