Fin de la iniciativa Yasuní-ITT. No fue una novedad la noticia, pero no menos dolorosa. Dolió porque es una derrota temporal de una estrategia novedosa en la lucha por buscar alternativas de energía y desarrollo que impidan el calentamiento global y la destrucción un planeta cada vez más enfermo. Al final del día vencieron las grandes petroleras gringas, canadienses o chinas. Vencieron los depredadores.
Dolió porque frente a las evidentes necesidades de luchar por la equidad social y la justicia se recurre al viejo discurso y al esquema extractivista y primario exportador que nos viene desde la Colonia. 40 años de petróleo y los ricos son más ricos, los pobres más pobres y la clase media más consumista. ¿En qué piso político y ético se sienta el “cambio de la matriz productiva”? Dolió porque ya mismo ingresan los tractores a destruir una de las zonas más biodiversas del planeta. Dolió saber que ya mismo se quedan sin su hábitat los tagaeri y taromenane.
Dolió ver cómo por un plato de lentejas y carro a la puerta los ayer, indios o mishos, ecologistas o defensores de los derechos de la naturaleza y de los derechos humanos se convierten en aplaudidores de los tractores.
Dolió el anuncio del fracaso de las negociaciones del proyecto. Sin embargo, indignó que se eche la culpa a otros de los errores propios: “El mundo nos ha fallado”. “El mundo es una gran hipocresía”. Esa no es una justificación presentable. ¿Quién no sabe que el mundo está dominado por el gran capital con todos sus vicios y ambiciones?
Precisamente un asunto de los revolucionarios es derrotar ese mundo con políticas, alternativas y estrategias inteligentes y viables. Si tuvimos una gran iniciativa y una pésima estrategia ese no es problema del mundo. Ese es nuestro problema.
Por responsabilidad con el país y “con la historia” se debe investigar por qué se dio este rotundo fracaso: se llegó a obtener en contante y sonante para el proyecto, 13 millones de dólares. Nos preguntamos: ¿cuánto cobró y gastó la señora Ivonne Baki en sus viajes por todo el globo? Cuentas… señores de la Contraloría.
No hay que olvidar que dentro de los 13 millones hay contribuciones de los niños ecuatorianos. ¿Cómo van a devolver los recursos de la “Cruzada cívica” del 20 noviembre del 2011? No todo está perdido. Hay varias batallas por delante. Hay que transformar el dolor en energía positiva que permita forzar al poder a convocar a una consulta popular para defender el Yasuní.
Nada es coincidencia. El mismo día que se dio fin a la iniciativa Yasuní-ITT hubo el anuncio del descubrimiento en Ecuador de Olinguito: el último carnívoro descubierto en el mundo…. con apariencia entre un gato doméstico y osito de peluche que gusta de frutas, néctar e insectos.
Este Olinguito huele a esperanza…. Podría convertirse en el símbolo de la lucha por el Yasuní.