Yachay, una oportunidad para revisar el modelo

La ruidosa salida del ex rector de Yachay Fernando Albericio, más allá de los problemas administrativos y el excesivo gasto, pone nuevamente sobre el tapete el debate acerca del modelo de universidad que el país necesita y puede emprender.

Fue el propio secretario de Educación, René Ramírez, quien en entrevista con este Diario ubicó el tema en el orden conceptual.

Según él, la salida de Albericio se debió a discrepancias sobre las visiones que cada uno tenía sobre la universidad. Para Ramírez la meta es tener universidades de nivel mundial, que cuenten con un cuerpo docente de primera línea, lo cual implica una inversión económica importante.

Según el académico español, lo relevante es contar con una universidad que obedezca a la realidad actual del país y sea manejada con austeridad, en un contexto de crisis.
Para el Gobierno, Yachay es el corazón de la Ciudad del Conocimiento y por lo tanto es su principal apuesta en el campo de la ciencia y la tecnología, en función del cambio de la matriz productiva.

Uno de los primeros investigadores en discrepar con este proyecto fue Arturo Villavicencio. Esencialmente él plantea que en lugar de crear nuevos centros superiores, se debe fortalecer a los que ya existen en el país, sobre todo los que están en la categoría A, para aprovechar todo su potencial.

Esos centros cuentan con una capacidad instalada que pudo acortar el camino para lograr, en menor tiempo del que se espera con Yachay, el cambio de la matriz.

En este entorno hay investigaciones que requieren seguimiento, laboratorios y proyectos que demandan inversión pública, privada, internacional. Y docentes que pueden capacitarse o trabajar de manera conjunta con los recursos necesarios para empatar sus trabajos con otros del exterior.

Es significativo el esfuerzo que hace el Régimen para mejorar el sistema educativo. Pero es prioritario reformular el modelo en función de las nuevas realidades, que exigen prudencia con el manejo económico.

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