La sugerencia del melómano y tuitero @artumoscoso (Arturo Moscoso) era que escriba sobre las pasiones que desató a lo largo de su trayectoria el director Herbert von Karajan, quien fuera militante del partido nazi en una etapa histórica muy convulsionada del siglo XX.
Tras un incesante intercambio a través de la red Twitter, donde a veces es imposible llegar a acuerdos, encontramos una coincidencia sobre el talento del músico nacido en Salzburgo. Los totalitarismos siempre generan absurdos fetichismos, la cultura es vulnerable, ocurre en muchas partes, los ejemplos sobran y Karajan no lo pudo evitar.
Mejor dejar atrás el perfeccionismo de Karajan en la dirección orquestal, para hablar de dos gigantes de la música: Giuseppe Verdi y Richard Wagner, ya que este año se cumple el bicentenario del nacimiento de ambos.
El italiano nació en Le Roncole, una humilde aldea de Busseto, en el ‘ducato di Parma’, en abril de 1813; el alemán nació el 22 de mayo del mismo año en Leipzig, Alemania. La vida de estos dos maestros estuvo repleta de drama, de éxitos y decepciones que nunca restaron calidad a sus creaciones.
“Adoro el arte, cuando estoy solo con mis notas, los latidos del corazón y las lágrimas caen, mi emoción y placer son inmensos”: Verdi. “Creo que quien ha disfrutado con los sublimes placeres de la música deberá ser eternamente adicto a este arte supremo y jamás renegará de él”: Wagner.
Estas dos citas fueron recopiladas recientemente de algunos libros consultados por el periodista y músico Diego Ortiz. Las dos ideas sirven para formarse una idea de la pasión de los dos genios y la entrega total por la música. A Verdi lo conocí, musicalmente hablando, hace varias décadas, a Wagner con más intensidad desde hace un lustro.
De Giuseppe son conocidas varias óperas, quizá la más famosa sea ‘Nabucco’, especialmente por el coro ‘Va pensiero’, que llegó a ser una suerte de himno nacional de la causa independentista italiana.
De Richard son muy conocidas ‘Valquirias’ y ‘El holandés errante’. Pero Tanhauser y Lohengrin son uno de los mayores deleites para quienes aprecian la lírica. Cuando Hitler subió al poder en 1933 se cumplían 50 años de la muerte de Wagner. El ‘führer’ se encargó de regar su música por toda Alemania. Si bien la música de Wagner tuvo un componente nacionalista, resultaría absurdo relacionarla con el nazismo. Primero murió Wagner, en 1883, en la patria de Verdi, y nunca se conocieron personalmente.
Los italianos desembolsarán este año más de 6 millones de euros para conmemorar a Verdi, los alemanes, especialmente los de Leipzig, preparan la presentación de la mayoría de sus óperas, al igual que en otras ciudades y comenzarán con ‘El anillo del nibelungo’. En Ecuador, donde acostumbramos a hacer homenajes a algunos personajes históricos, aún no se anuncia nada verdiano, tampoco wagneriano.