Una voz, por mil otras

Dé diciendo doctorita: Por el dos de noviembre dieron a los guaguas la colada morada; no, no en el recreo, más bien, pretexto para no dar la clase, pero no sé bien, en eso no me meto, y uno regó apenitas colada en el pupitre, y la profesora ¡le pone de sombrero la colada morada, le bota todo en la cabeza! Le manda a lavarse y él, ¡qué inteligente!, chorreando y llorando va a la dirección…

Y el director va al grado y dice a la maestra que en otra, le bota, pero de otra en otra sigue la misma y no hacen nada, ¿no saben que los niños están creciendo, lo que empieza en ellos a hacer ese dolor? En una reunión los papás reclaman, y ella les pregunta a los niños ¿no cierto que me quieren, Ivancito, Luisita? Y ellos, ¡sí!, ¡qué más van a decir!, pero no…, y todos le oímos, amenazó a un padre: "usted de gana se pone así conmigo, porque usted sabe muy bien que su niño está en mis manos".

Y uno qué puede hacer, todo es compadecer a la maestra y decir que es viejita, que ya mismo se va, pero los guaguas le tienen pánico ¡es así, educar? Viejita que ya ni con la cartera puede y parece que solo ha aprendido a castigar, ¡tiene una rabia!, es racista, solo le gustan los medios blanquitos y con ojos gatos, o los de plata; los otros son longos, y pone atrás a los que más se distraen y yo digo, ¿no ha de poner adelante a los que no pueden?, claro que con más de cuarenta niños en la clase…

Y les pone unas notas a los que no les quiere…, y manda preguntas y se burla, un día mandó: usen 'rebaja' en una oración y una niña puso 'En el centro comercial no hay rebajas' y se burló diciendo: 'rebaja; rebaja quiere decir que vuelve a bajar, ¿cómo ha de haber en el centro comercial!'.

Yo sé que rebaja es lo que escribió la niña, pero ella busca todo para burlarse y no explicar… No tenemos los padres el alcance, no tenemos el término que ella busca para los deberes y se nos hace difícil conseguir, claro la mente de un niño es frágil lo que oyeron se desvanece, hubo el reclamo de las notas porque a la mayor parte de niños les quita notas: que no ha traído el lápiz, la goma, el cuaderno, manda traer todos los útiles en la mochila, cada día, ¡con ese peso! y a veces sin desayuno sino una agüita, ¿no se supone que debe trabajar un día matemática, otro, otra cosa, que lleven la materia del día, pero ella, que todos los días, y que ella sabrá cuándo les dice qué…

Dan clases por plata, y están bravos porque ya no pueden pedir cuotas con cualquier pretexto; que el ministerio cambie también estas cosas, que pongan un supervisor que no sea alcahuete de los maestros.

He fundido en una voz las voces de padres de una escuela que, por desgracia, es muchas. Y me quedo corta. ¿Cómo procurar que la infancia no se vuelva cuna de infelicidad y de miseria? Si, en viejo aforismo, el primer olor que perciben los barros lo conservan siempre, aunque se quiebren, que tanta arcilla frágil perciba el olor del saber, del amor, de la paciencia!

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