La gran incógnita sigue siendo quien captará a los indecisos. Es lo que está en juego para la definición presidencial.
O engrosarán a los nulos y blancos, con lo cual la posibilidad que no haya segunda vuelta se incrementaría.
Más nulos y blancos, menos votos validos, más crece el porcentaje válido del que está con mayor votación.
El no optar resulta ser así un modo de favorecer al candidato oficial y al vicepresidente.
Los sondeos no deberían llevarnos a definir una opción, sino una conociendo lo que proponen los candidatos o siguiendo opciones ideológicas.
Aunque se dice que ya no hay ideologías, sabemos que no todos se sitúan en el mismo lado frente a los problemas de la sociedad, como la desigualdad social, el rol del Estado, la sociedad organizada, el modo cómo se ejerce el poder político, el tipo de sociedad o de futuro que queremos, el lugar del individuo en la vida colectiva, el poder local, las libertades o la lógica del control o de la imposición.
Votar sabiendo es una responsabilidad. Sin embargo, la ciudadanía está limitada por la propaganda convertida en la venta de imágenes con sonrisas y paraísos, no tanto de proposiciones serias que son indispensables para gobernar.
Pocos candidatos tienen ideas, mientras que la sociedad necesita ciudadanos esclarecidos.
El Diálogo entre los candidatos, organizado por Diario EL COMERCIO, tuvo un éxito. Fue un ejercicio indispensable en democracia que contribuye a la deliberación para optar, y tuvo amplia difusión.
Del gran número de interesados en el debate, probablemente no todos corresponden a seguidores de los candidatos, sino entre otros, a quienes querían informarse para optar. Pero muchos siguen sin una opción positiva y tentados por el blanco. Vista la ley para que valga el nulo o blanco hay que darle sentido con una campaña en consecuencia.
Hay también al hastío ante lo que sería una traición de AP que debía encarnar principios y ser ejemplo contra la corrupción, pero se recuerda al “come cheques” o la defensa de Delgado, o el quemar el tiempo con lo de Odebrecht para que no salgan los nombres de funcionarios antes de las elecciones. Se concluye “todos son iguales”. Alimenta así el asqueo de la política. Pero el ponerse a distancia, lo que hace es simplemente dar manos libres a lo otros y eso enraíza más el sistema que indigna. Es también democrático optar contra lo que se sabe es negativo, aunque las alternativas no sean satisfacientes. Dar la vuelta a la página es una opción si hay razones. Favorecer una segunda vuelta así es opción positiva.
No todos los indecisos son pobres o de poca formación política, al contrario, los actuales, requieren de más razones y hay pocas. Pero no optar por alguien es dejar que otros lo hagan.. para peor.