Si bien las redes sociales no reflejan del todo la realidad, sí pueden dar pistas de lo que ocurre en determinados espacios geográficos o situaciones de incidencia social; este último es el caso del proceso eruptivo del Cotopaxi y las acciones de prevención y capacitación en provincias como Pichincha y Cotopaxi, principalmente.
Desde hace 15 días, a través de redes como Twitter, se han emitido opiniones sobre la reducida participación de la gente en los simulacros en zonas de riesgo de ambas provincias. Otros mensajes han señalado que la información que se emite sobre el volcán es reiterativa, “es la misma”. Incluso, a casi cinco meses de la alerta amarilla, aún hay referencias acerca del desconocimiento sobre quiénes son las fuentes idóneas (léase, a quién hacer caso o no). Las mismas cuentas de entidades como el Instituto Geofísico tienen, en ocasiones, comentarios que ponen en duda su trabajo (afortunadamente, son pocos).
Con todo este panorama, y con el levantamiento del estado de emergencia, hay un reto por cumplir para que la población se mantenga en “alerta”, que esté consciente de que ese “no pasa nada con el volcán Cotopaxi” es relativo y hasta engañoso. A diferencia de otras situaciones naturales, en esta hay vidas que pudieran estar en riesgo. Ante esto, es más que necesario que la población sepa (y lo siga sabiendo) cómo actuar en caso de una erupción, por la presencia de lahares o de ceniza volcánica. Los escenarios están tomados en cuenta, los posibles sectores y zonas de riesgo están definidos, así como la población ubicada en la zona de influencia del volcán que está en potencial riesgo.
Han pasado cerca de tres meses de los primeros simulacros que realizaron, por separado, los municipios de Rumiñahui y de Quito, en sus respectivas jurisdicciones asentadas en el valle de Los Chillos; en las últimas que se realizaron la convocatoria bajó, lo que puede sujetarse a muchas interpretaciones; la que a mí me corresponde es creer que se puede (y se debe) mejorar la estrategia de comunicación en este tema por demás delicado.