En 2010, las dos cámaras del Congreso estadounidense aprobaron una reforma sanitaria que el presidente Barack Obama promulgó como ley y fue declarada constitucional por la Suprema Corte. Inconformes con la ley, tres años después los republicanos en la Cámara de Representantes han decidido chantajear al Gobierno negándole los fondos para su funcionamiento si no se deroga la ley.
En un vano afán por explicar su irracional postura, los ayatolás del Tea Party alegan que la reforma sanitaria no es una idea “americana”, sino parte del programa bolchevique de Obama para convertir a Estados Unidos en un país “socialista al estilo europeo”.
Algo semejante sucedió en 1938, cuando la Cámara de Representantes creó el Comité de Actividades No Americanas para denunciar a quienes, a su juicio, conspiraban con el enemigo soviético contra la patria. No hubo tales, pero los efectos de la cacería de brujas fueron devastadores para los sindicatos independientes, la academia, el Gobierno y la industria cinematográfica en Hollywood.
En Inglaterra, por esa época, un grupo de parlamentarios ingleses de extrema derecha intentó convencer al primer ministro, Winston Churchill, de proscribir al Partido Comunista. Churchill, furibundo anticomunista, respondió: “Según entiendo, los miembros del Partido Comunista inglés son todos ingleses, y yo no le temo a ningún ciudadano inglés.” Help Age International, en colaboración con la ONU, el Banco Mundial, la Organización Mundial de la Salud, la OIT y la Unicef, recientemente publicó el Primer Índice Global de Vigilancia del Envejecimiento, que nos permite comparaciones reales. El estudio se realizó en 91 países, en función de cuatro factores: seguridad de ingresos (incluidos pensión, ingreso per cápita, tasa de pobreza), estado de la salud (bienestar médico, expectativa de vida a los 60 años y bienestar psicológico), empleo y educación para mayores de 60 años, y bienestar social (relaciones sociales, libertad cívica, seguridad física y acceso a transporte público seguro).
Para sorpresa de los radicales de derecha estadounidense, que despotrican contra el “socialismo europeo”, Suecia es el país donde las personas se labran un mejor porvenir y donde mejor viven los ancianos. Noruega es el segundo, seguido por Alemania y por Holanda. El quinto lugar lo ocupa Canadá y le siguen Suiza y Nueva Zelanda. En todos los países que ocupan los primeros siete lugares hay un sistema de salud universal. No hay ciudadano que no tenga derecho a recibir atención médica. EE.UU. ocupa el octavo lugar en este índice. Un hecho positivo que evidencia que, a pesar de la desmedida influencia actual de los ayatolás del Tea Party, el país tiene tal pujanza, ingenio, creatividad y solidaridad que permanece entre los primeros 10 en materia de bienestar para sus adultos mayores.