El 28 de enero de 2013 se recuerdan 160 años del nacimiento de José Martí, pensador y escritor de vigencia universal y apóstol de la independencia de Cuba.
A los 16 años -21 de octubre de 1869- su correspondencia pro independencia es intervenida y es llevado a prisión, luego confinado a la Isla de Pinos y desterrado. Su vida adulta la dedica a escribir, destacándose sus columnas en La Nación, de Buenos Aires, a organizar el Partido Revolucionario Cubano, y a entregarse a la causa por la Independencia de la Isla.
Habiendo tomado las armas, el 18 de abril de 1895, desde el Campamento de Dos Ríos, Martí escribe una carta a su amigo Manuel Mercado, expresa: “…ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber -puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo- de impedir a tiempo, con la independencia de Cuba, que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso”.
El 19 de mayo de 1895 es herido y muere.
Cuando el asalto al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, 26 de julio de 1953, Fidel Castro invoca al ejemplo de Martí en la lucha de él y de sus compañeros contra la dictadura de Batista y su régimen de sometimiento al poder norteamericano, y se identifican como “la generación del centenario, 1953–1853”. Su concepto de revolución pasaba por el respeto a la libertad de todos. El expresó: “Por la soberbia e injusticia del mundo, la revolución pudiera caer en hombres que olvidasen el derecho de los que les pusieron en las manos el arma del poder y de la gloria”. También señaló: “Han de tenerse en grado igual y sumo la conciencia del derecho propio y el respeto al derecho ajeno: y de éste se ha de tener un sentimiento más vivo y delicado que de aquél.” Aún más, no creyó en el Estado ni el Gobierno como dador de derechos: su pensamiento fue: “De ser siervo de sí mismo, pasaría el hombre a ser siervo del Estado. De ser esclavo de los capitalistas, como se les llama ahora, iría a ser esclavo de los funcionarios. Esclavo es el que trabaja para otro que tiene dominio sobre él”.
Y rechazó la cobardía de los conformistas ante el poder, expresando con severidad: “El pleno goce individual de los derechos legítimos del hombre, sólo pueden mermarse por la desidia de quienes no los defienden. Lleguen a hombres los que han nacido para serlo”.
Claro que de las mujeres valientes también tenemos mucho que aprender.
Cuanto bien hace recordar a Martí, anticolonialista y contrario a las formas totalitarias del poder. Nadie tiene derecho, a pretexto de ser contrario a modelos capitalistas, para irrespetar la libertad, la igualdad y la equidad desde el poder del Estado.