Título de la novela histórica, monumental, de Erico Verissimo, sin darse tregua ni caer en olvidos. La historia del Brasil a partir de ese inmenso espacio que es Río Grande del Sur.
Desde cuando los jesuitas crearon en el Paraguay Oriental la posibilidad increíble de que el nativo de América diera un salto de mil años, de la Edad de Piedra al Renacimiento europeo. De ahí en adelante hasta cuando Getulio Vargas creo el “Estado Novo”, un país con una sola bandera. Del mismo Erico Verissimo: “Cuando soplan los vientos de cambio, unas personas levantan banderas, otras construyen molinos de viento”. ¿El Brasil contemporáneo? Tres volúmenes: “El Continente”, “El Retrato”, “El Archipiélago”. La historia de una familia, los Terra Cambara. Los hombres, a caballo y lanza en ristre, “la mejor caballería del mundo”, según Garibaldi que estuvo allí. Los gauchos de Río Grande del Sur.
Enfrentamientos feroces con los ‘castellanos’, primero españoles, luego argentinos, uruguayos y paraguayos. Las mujeres de los Terra Cambara, cultivando la tierra, en casa, dándoles de comer a los hijos, siempre a la espera de los hombres que iban y volvían, volvían y se iban. Ellas, las mujeres, la memoria viva de las familias. Ese Río Grande del Sur con sus hombres aventureros y arrojados y mujeres indoblegables.
La historia de los Terra Cambara afincados en un pueblo que llegó a ser una pequeña ciudad, Santa Fe, con sus barrios de miseria. El Sobrado, la casa solariega y el Angico, la inmensa heredad con sus inmensos rebaños. Esas luchas fratricidas por el poder local, pueblerinas hasta no más. Políticos de renombre que pasan por Santa Fe, en plan electoral, rumbo al poder.
Con los años la tradición en el camino de extinguirse. Oleadas de emigrantes italianos y alemanes. Primero pequeñas colonias de agricultores. Luego, con ellos, el inicio de la agroindustria. Las modernidades: el telégrafo, el ferrocarril, la luz eléctrica. Una élite culta la que va surgiendo como producto de ‘su cercanía con Europa’. Llegan a Porto Alegre sin tener que pasar como sucede con los países del Pacífico por las selvas del Darién o por el estrecho de Magallanes. La música clásica y el idioma francés, patrimonio de los descendientes cultos de aquellos gauchos “prehistóricos”. Y también, desde luego, la influencia poderosa de Alemania. Son cientos de miles los ‘camisas verdes’, que apoyan las pretensiones geopolíticas de Hitler, incluido el Brasil con sus enormes recursos. Luís Carlos Preste con posibilidades de transformarle a su país en una República Socialista Soviética.
¡Brasil, el gigante latinoamericano! Obra de sus dos emperadores. De Castelo Branco, el insuperable ministro de Relaciones Exteriores. Y de gorilas que impusieron el miedo cuando fue del caso. “El tiempo y el viento”, realismo latinoamericano.