Víctor Jara

Salvador Allende fue un militante socialista chileno de toda la vida que en 1970 se convirtió en el primer presidente latinoamericano de izquierda marxista electo en las urnas, como candidato de la Unidad Popular. Llevó adelante un Gobierno democrático y transformador, lleno de realizaciones, que desafió el poder de la oligarquía del país y el imperialismo. Enfrentó una oposición feroz orquestada por la más extrema derecha y la CIA. Esto último se ratificó por confesión propia. Pero Allende sostuvo hasta el último el régimen de derecho y fue derrocado por un golpe militar. Murió en el Palacio de Gobierno defendiendo la democracia.

En el proceso de construcción de la Unidad Popular y del triunfo de la izquierda en Chile, confluyeron todas las fuerzas políticas progresistas. Allí también se agruparon los intelectuales y artistas que le dieron sustento. Allí estuvieron Pablo Neruda, Violeta e Isabel Parra, los grupos Inti Illimani y Quilapayún. Y entre los más destacados, Víctor Jara, cantante del amor y del compromiso político.

El 11 de septiembre en que se dio en golpe militar comenzó la represión más feroz de que se tenga noticia en la historia latinoamericana. Miles fueron torturados y asesinados. Otros tantos desaparecieron. Jara, que era profesor de la Universidad Técnica del Estado, fue detenido y llevado al estadio de Santiago, transformado en campo de concentración. Fue torturado y mutilado. Sus verdugos le destrozaron las manos para que no pudiera tocar más la guitarra y al fin lo asesinaron con 44 balazos.

El dictador Pinochet logró emitir un tinglado de leyes que garantizaron la impunidad de los represores hasta después de que dejó el poder.

Por años fue imposible aclarar los asesinatos y sancionar a sus perpetradores.

Pero poco a poco, algunos de ellos han sido llevados a juicio. El propio dictador, que no podía ser demandado por sus crímenes, terminó revelándose como un vulgar ladrón de fondos públicos y murió como delincuente, cubierto de vergüenza.

Por años, la “nueva canción chilena” ha sido parte de la tradición libertaria de América Latina.

Las canciones de Víctor Jara se escuchan no solo por su gran valor estético, sino como símbolo de una lucha continental.

Su testimonio, como el de muchos, estuvo clamando justicia. No era fácil por el cerco legal dejado por la dictadura, pero con diversos recursos, se fue logrando llevar a varios criminales a juicio.

A los 39 años de la muerte de Víctor Jara, un juez de Santiago de Chile ha ordenado la captura por el delito de homicidio de varios oficiales retirados del Ejército chileno autores y cómplices del asesinato. Sus nombres se han dado a conocer y quizá serán castigados por esa atrocidad, además de otras que ni siquiera se conocen.

Lástima que sea tan tarde. Pero, al fin y al cabo, parece que la justicia llegará.

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