En prácticamente todos los registros oficiales de febrero y marzo pasados, se publicaron decretos expedidos por el Presidente de la República, por medio de los cuales autoriza viajes al exterior para sus funcionarios… ¡ah!, también para él. La Constitución prevé como atribuciones y deberes del primer mandatario, entre otras, “definir y dirigir las políticas públicas de la Función Ejecutiva”. Es entonces cuando, uniendo lo dispuesto por la norma constitucional y los decretos firmados por el economista Correa, pienso que es fácil gobernar si las resoluciones se adoptan lejos del Ecuador.
No de otra manera se explica que han recorrido el mundo, entre otros, los ministros de Electricidad, de Recursos Naturales No Renovables, de Coordinación del Conocimiento y Talento Humano, del Deporte, de Relaciones Exteriores, de Telecomunicaciones, del Interior, de Defensa Nacional, de Inclusión Económica y Social, de Patrimonio, de Política Económica. Los secretarios de Gestión de Riesgos, del Migrante, de Pueblos, Movimientos Sociales y Participación Ciudadana, de Comunicación, del Instituto para el Ecodesarrollo de la Amazonía, de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación; el Presidente del Directorio del Banco Central; ciertos asesores y edecanes de ministros de Estado. Finalmente, también se autorizan recorridos al vicepresidente de la República.
¡Me olvidaba!, muchos de estos funcionarios en los meses indicados, viajaron en comisión de servicios, en más de una o dos ocasiones. Es decir, con dinero de los ecuatorianos, se pasearon por distintos continentes. Nadie les pide cuentas, ni informes, y menos resultados de tan importantes periplos en que se gasta el dinero de los contribuyentes. ¡Esa es una de las ventajas que tiene la revolución ciudadana, por tener el monopolio de todas las funciones del Estado, sin excepción! Todo es silencio y secretismo, pero eso sí, según el Mandatario, “con infinito amor”.
El gobernante y su troupé a muchos ecuatorianos les ha secuestrado su dignidad; a otros el pavor les ha borrado su inteligencia. Ciertos ciudadanos, por el temor a perder sus prebendas en el sector público, obedecen lo que disponen los capataces de Alianza País.
Es decir, la mayoría acepta sumisamente que estos viajes se paguen con dinero del Fisco, sin que reporte beneficio alguno para Ecuador.
No me opongo a los viajes en un mundo globalizado, pero hacerlo en la cantidad que en la actualidad se los realiza, me parece inútil y un desangre de los recursos del Estado.
Si a esto se suma el hecho que Ecuador está sumido, por política de Gobierno, en un ostracismo con respecto al mundo que nos rodea, cuestiono la necesidad de los tours a cargo de las arcas fiscales, y en algunos casos de guardaespaldas.