Del 20 al 23 del pasado mes de marzo tuvo lugar en Florianópolis, Brasil, el XV Congreso Latinoamericano de Tiroides. Dada la importancia del tema, toda una tarde estuvo dedicada al simposio: Eliminación de los desórdenes por deficiencia de yodo (DDY) en América Latina. La situación y los resultados de los programas nacionales de control de los DDY fueron expuestos en base a datos oficiales. ¡De Ecuador se carecía de información! El ecuatoriano Dr. Víctor Pacheco, representante del Consejo Internacional para el Control de los DDY, había solicitado tal información, con la antelación suficiente, al Ministerio de Salud Pública (MSP). El pedido de manos de la Ministra pasó a las de una subsecretaria, la cual lo endilgó a quien dirigía el Programa de Control de los DDY por medio de la yodación de la sal de consumo humano. La respuesta no llegó nunca o al menos hasta el momento en que el Dr. Pacheco tomó el avión .
Por primera vez en más de 25 años de haberse mantenido tal programa como una política de Estado, respetada por todos los gobiernos de turno, de éxitos indiscutibles, los responsables del MSP nos llevaron a la vergüenza en un foro internacional. Para mayor afrenta se tenía conocimiento que el Comité Técnico de Apoyo al Programa de Control de los DDY había sido disuelto, hecho insólito en Latinoamérica. La protagonista de tal irresponsabilidad, la Dra. Wilma Freire, asesora de Nutrición del MSP, en consideración a que “los trapos sucios se lavan en casa”. Reacción visceral ante las denuncias del director del Programa, Dr. Canelos, que veía cómo se trataba de liquidar una unidad operativa que sí funcionaba. En octubre del 2011 el Dr. Canelos fue obligado a renunciar pese a sus magníficas calificaciones.
Todo vino por añadidura, con una desfachatez nunca vista. Se sucedieron en la dirección del Programa, una nutricionista que estuvo dos meses en el cargo, una ingeniera agrónoma (!), una ingeniera de alimentos, otra ingeniera de alimentos. En enero del 2013, la ingeniera es reemplazada por un epidemiólogo del MSP. Nadie da golpe. Documentalmente se tiene la certeza que ninguno de los sucesores de Canelos se había percatado que las determinaciones del contenido de yodo en la sal a nivel de fábrica o la determinación de las yodurías (yodo en orina) son indicadores a ser utilizados de inmediato cuando se detectan valores que en más o en menos se desplazan de la norma (los rangos fijados por la Autoridad Sanitaria). Como no hay nadie quién lave los trapos sucios en casa, inclusive las conclusiones a las que llegó un equipo internacional de evaluación del Programa han quedado en el más espeso de los silencios.
¿Compartirá el presidente Correa la vergüenza que pasamos en Brasil? ¿Creerá que es de su responsabilidad el fracaso de un gran programa de medicina preventiva?