Sí. Hay verdades que duelen. Hay verdades incómodas. Hay medias verdades. Y mentiras totales. Ahora, la Comisión de la Verdad, ha soltado algunas de las verdades de los últimos 25 años y ha echado sal en la herida de algunas víctimas y de sus familias. Algunas páginas del informe conmueven. Sacan a la luz los terribles testimonios de tortura y violación. Cierto. Como para que no se repita. Como para dejar en claro que algo funciona mal en la justicia.
El problema es que también ha ocultado otras. O las ha ignorado. O las ha mencionado solo de pasada, hablando lo mínimo, rozando apenas el tema’ una de ellas, sin duda, el caso Dayuma. Porque ahora resulta que, como nadie ha ido a declarar (por qué no dicen que nadie de DD.HH. asomó cuando se necesitaba de su presencia, de su ayuda para con las víctimas y sus familias), Dayuma no entra en la lista de los abusos’ nadie fue atropellado en sus derechos y en su dignidad’ nadie fue detenido arbitrariamente. En fin, cada uno con lo que le dicte su conciencia. A mí, en lo personal, me duele aún lo vivido en Dayuma, de la misma manera que me duelen los recuerdos de mediados de los ochenta. Cada uno con lo que le dicte su conciencia’
Tampoco se ha hablado de los muertos en Shushufindi’ de las “limpiezas sociales” con las que allí se han justificado tantos crímenes que han quedado impunes’ de las ejecuciones extrajudiciales (por alguna razón no las llaman por su nombre: asesinatos) que están en sendos informes y de los que nadie ha hablado.
Para unos, “la verdad” es que LFC “combatió” al terrorismo’ ¡linda justificación! El problema es que no tenía porqué combatirse al terrorismo o a la delincuencia, con muertes, desaparecidos, represiones y torturas’ bastaba con el debido proceso, respetando la dignidad humana y el derecho a la vida.
Ojo: el mayor descrédito para los organismos de derechos humanos es su politización o una falsa ideología’ si quienes cometen los atropellos a los derechos humanos son de derecha, merecen ser denunciados y juzgados. Si quienes cometen esos atropellos a los derechos humanos se dicen de izquierdas, mejor es no decir, estar calladitos, o decir las verdades a medias’ ¡Eso no puede ser!
La justicia es para todos independientemente de sus credos ideológicos o políticos. La reparación, también debe ser para todos. A la hora de la verdad el problema es más de fondo: que el Estado mantenga un aparato represor al servicio de los poderosos, sean de derechas o de izquierdas, y lo alimente dándole pretextos para “el uso progresivo de la fuerza” como parte de las “políticas de seguridad nacional”. El gobierno actual, como otros, también ha hecho uso de esas fuerzas nefastas’ y lo sabe’