Franklin Nieves ha abandonado, probablemente a tiempo, el ‘Titanic’ de la ‘revolución bolivariana’ de Venezuela, que hace agua por todos los lados.
En busca de asilo en EE.UU., ha comenzado a lanzar denuncias y dardos que dejan pasmado a quien las escucha. Las suyas son revelaciones que causan desazón. Y que conmueven porque ponen al descubierto más calamidades en uno de los países más ricos de Sudamérica, que ahora se halla en la ruina al cabo de más de tres lustros de (des) gobierno del chavismo neopopulista. Nieves pone, otra vez, en evidencia, a un régimen que no se muestra dispuesto a entregar el poder, pese al desastre que ha ocasionado. (Mire el video)
Nieves fue uno de los fiscales que adelantó el caso en contra del opositor venezolano Leopoldo López. Este fue finalmente sentenciado a 13 años, 9 meses, 7 días y 12 horas de prisión, en septiembre pasado.
Arrepentido y pidiendo disculpas a los venezolanos y, en especial, a López y a la familia de este, el exfuncionario judicial ha hecho declaraciones que, en el fondo, no debieran tomar de sorpresa. Sus palabras confirman que la arbitrariedad impera en un Estado sumido en una crisis política, económica, social, institucional.
El exfiscal fue, como lo ha reconocido, una de las fichas que en los organismos de la ‘justicia’ tenía a mano el chavismo. Este -como es ya sabido- controla todos los hilos del poder en la República Bolivariana. Y como ficha que era, armó la acusación en contra del líder opositor con pruebas aparentemente falsas.
Aunque la Fiscal General de Venezuela ha negado las versiones de la presión a funcionarios judiciales, se profundizan las dudas alrededor de las evidencias que se usaron para fundamentar la sentencia en contra del dirigente del partido Voluntad Popular.
La deserción de Nieves del chavismo y el proceso a López plantean de nuevo esta tesis: en los regímenes neopopulistas coexisten dos tipos de ‘justicia’: una para los opositores y exaliados y otra -muy distinta- para los miembros y allegados del oficialismo.