Venezuela a la deriva

¿Q ué hay detrás de la grave crisis económica que azota a Venezuela? Parecería que la alta inflación, el descontrol de la política cambiaria y los problemas de abastecimiento básico, son señales que anuncian el cierre del ciclo de la revolución bolivariana en ese país. El declive político del Régimen, que ya había empezado mientras Chávez vivía, parece haberse precipitado después de su muerte, ante la incapacidad de Maduro de mantener y dar continuidad a su liderazgo.

La aparición de Chávez en la escena política continental en los años 90 inauguró el ciclo de los "socialismos del siglo XXI" que se extendieron a varios países de la región o los influyeron sustancialmente (Ecuador, Bolivia, Paraguay, Honduras, Nicaragua, Argentina). El estilo político de Chávez siempre evocó a los populismos clásicos de América Latina, porque giró en torno a la idea del pueblo como masa indiferenciada, de la cual emerge la voluntad única del líder, que es quien la interpreta y en quien esa masa indiferenciada se reconoce. Chávez y ahora Maduro intentan mantener un régimen asentado sobre un fuerte personalismo, del cual quieren derivar una institucionalidad "socialista", entendiéndose por tal el retorno a un Estado concentrador, para lo cual apuntan a configurar a la sociedad en una lógica vertical de control absoluto .

Se trata de procesos que pueden ser caracterizados como antiliberales o posliberales, en cuanto anteponen dudosas instancias de democracia directa y plebiscitaria a las instituciones de la democracia representativa, a las que instrumentalizan porque siempre las consideraron como meras formalidades de las cuales se podía prescindir. El chavismo introduce modificaciones en la ideología de las izquierdas tradicionales, dirigidas al logro de una mayor capacidad de convocatoria pero de menor rigor y radicalidad; la lucha electoral a la insubordinación armada, el discurso anticapitalista por el antineoliberalismo. Sus escasos niveles de legitimidad institucional tienden a ser compensados con encendidas retóricas amplificadas mediáticamente; se saben débiles a la hora de pensar en continuidades que puedan ir más allá de la existencia del líder y desembocan indefectiblemente en el recurso a la reelección indefinida .

A pesar de todos estos rasgos regresivos desde la perspectiva de la democractización, no se puede desconocer que estos regímenes han introducido modificaciones significativas en las rutinas de la política latinoamericana; han colocado a la ecuación derechos-políticas públicas como eje central en las interacciones sociales y políticas. De igual forma, han logrado posicionar equidad y redistribución como norte para la gestión del Estado, todos rasgos de difícil reversión en cualquier transición ulterior de régimen. La lenta caída y decadencia del Régimen chavista es una señal de alarma sobre el destino del modelo del socialismo del siglo XXI y obliga a pensar en la transición como un proceso que evite restauraciones de cualquier índole y que profundice, en cambio, en aquellos aspectos no reversibles.

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