El presidente venezolano, Hugo Chávez, atraviesa por uno de los peores momentos de su vida. La preocupación principal del líder de la “revolución bolivariana” no se deriva de su enfrentamiento intestino con las oligarquías tradicionales, los medios de comunicación o el imperio norteamericano sino de su estado de salud. El cáncer que le afecta desde el año pasado parece no dar tregua, haciendo prever lo peor.
Aunque el mismo Chávez se ha mostrado optimista, nada asegura que el tratamiento recibido en Cuba surta efecto. Al contrario, de acuerdo con la información que se ha hecho pública en las últimas semanas, nos lleva a pensar que los días del Presidente venezolano están contados.
Si no fuese así, posiblemente no hubiesen tenido que optar por un plan B. Horas antes de retomar su tratamiento de radioterapia en Cuba, Hugo Chávez conformó el Consejo de Estado que, aunque está previsto en la Constitución de 1999, nunca antes entró en funcionamiento. La activación de este órgano es la primera señal de una posible transición del poder y un indicador del agravamiento de su estado de salud.
Esto, sin lugar a dudas, genera una serie de preguntas: ¿Cuánto tiempo de vida le queda a Hugo Chávez? ¿Está en capacidad de participar en las próximas elecciones? ¿Si la situación se agrava, hay un sucesor que pueda llenar el vacío dejado por el líder chavista? ¿Llegó el fin del socialismo del siglo XXI? ¿Llegó el fin de una época y el inicio de otra en términos políticos y geoestratégicos a nivel regional?
Como puede verse, la ausencia de Chávez repercutirá de manera importante. A nivel interno, no hay completa certeza si sus más estrechos colaboradores como el actual vicepresidente Jaua, el canciller Maduro, Jorge Rodríguez o el presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello, puedan asumir el reto de dirigir un país e incluso terciar en las elecciones. De ahí que, frente al fortalecimiento del candidato Capriles, Chávez esté pensando en establecer una plataforma de apoyo a un posible sucesor que se haga cargo del gobierno o la candidatura presidencial.
A nivel internacional, tampoco existe alguien que pueda tomar la posta de Chávez. Se ha hablado del presidente Rafael Correa, pero, por los errores cometidos a nivel externo y el bajo nivel de apoyo, se ve difícil que pueda llenar este vacío. La propuesta de Correa de no asistir a la Cumbre de presidentes por el tema de Cuba dejó claro su nivel de aceptación y de apoyo en la región.
Lo que sin duda está claro es que la posible muerte de Chávez traerá consigo cambios significativos en el escenario político regional. ¿Será el fin del socialismo del siglo XXI? ¿Significará esto un reposicionamiento de EE.UU. o Brasil en la región? Veamos qué pasa.