Nicolás Maduro lo contó emocionado. Hugo Chávez se les apareció a los obreros que excavaban el metro de Caracas. Hay muchas incógnitas. Se discute si fue un fenómeno paranormal o para anormales. Su rostro se dibujó misteriosamente en una pared. Luego se esfumó. Pero hubo tiempo para retratarlo. Le enviaron la foto a Maduro. No está claro si la mandó Chávez o fue un detalle del proletariado. Ahí estaban los ojos vigilantes del bolivariano, acaso asombrados porque haya aún venezolanos que trabajen en el país.
Chávez, como Dios, está en todas partes. Sabemos que hablaba con Maduro mediante los pájaros. Quizás desde ahora las paredes dialoguen. ¿Por qué no? Las paredes oyen, aseguraba Ruiz de Alarcón. Maduro espera que, además, hablen. Y que lo hagan claro.
En todo caso, en el futuro, Maduro podría incorporar a los gatos entre sus interlocutores con el más allá. Los gatos se adaptan muy bien al mundo esotérico. Sin embargo, llegados a ese punto, deberán separarse los gatos parlanchines de los pájaros conversadores para que los felinos no se los coman. Los instintos son los instintos.
No es factible, en cambio, que Chávez le hable a Maduro por medio de los perros. Chávez y Maduro se llevan muy bien con los islamistas y los perros no son muy queridos por la tribu de Mahoma. Los perros no son fiables. Mienten mucho.
Sin embargo, posiblemente todo sea una broma. La aparición en la pared ocurrió la víspera de la fiesta de Halloween. En vida, Chávez fue un bromista. Trick or treat. Chávez nombró sucesor a Maduro y canciller a Jaua, más o menos como Calígula, que también disfrutaba del humor negro, hizo Cónsul a su caballo Incitato.
Tampoco puede descartarse que todo sea una maniobra del demonio encaminada a confundir a Maduro y a sus huestes. Belcebú es capaz de todo. Tiene una mala leche legendaria, como atestiguan Adán y Eva. (Adán Chávez no, sino el de la manzana, la serpiente y la hojita de parra). Este año se cumplen cuatro décadas del estreno de “El exorcista” y talvez el diablo quiere vengarse del jesuita que extrajo al demonio Pazuzu de las entrañas de la malhablada niña Regan McNeal, la criatura con el cuello más flexible de la historia del pescuezo humano.
En ese caso deberá exorcizarse a Maduro. Uno de los conjuros más eficaces es colocarse a la altura de su boca (darle antes una pastilla de menta) y gritarle la oración de San Miguel Arcángel, invocando los nombres de los 5 demonios más dañinos: Satán, Lucifer, Belcebú, Belial y Meridiano (no consta que Diosdado Cabello forme parte del grupo): “O príncipe de la multitud celestial, arrojar al infierno a todos los malos espíritus que rondan por el mundo buscando la ruina de las almas”. Amén .